La Comunidad de Albarracín ha pedido al Gobierno de Aragón la declaración de zona catastrófica por la caída de más de 20.000 pinos como consecuencia de la acción combinada de la humedad y del peso de la nieve, pues la comarca del sur de Teruel ha recibido precipitaciones ininterrumpidamente durante todo el mes de marzo y parte de abril.

«El problema son los ejemplares con un tronco de un diámetro inferior a 20 centímetros, que no son maderables y se corre el riesgo de que se queden abandonados en los bosques», señaló ayer Rosa María Sánchez, presidenta de la Comunidad de Albarracín y alcaldesa de Orihuela del Tremedal, en cuyo término ha caído el mayor número de pinos.

Si los troncos de los árboles más delgados permanecen en el suelo sin retirar, se irán degradando y provocarán plagas, además de convertirse en combustible para los incendios forestales.

Lo ideal, manifestó la alcaldesa, es que estos troncos, que en muchos casos están obstaculizando caminos y senderos, se recojan y se trituren, pero para eso hace falta movilizar un gran número de medios humanos.

En cuanto a los ejemplares de mayor porte, la solución pasa por concertarse con los maderistas que explotan lotes en las inmediaciones, para que los retiren como excesos forzosos por el temporal. Su madera tiene valor de mercado y esta operación podría tener éxito. Si, pese a ello, no hubiera acuerdo, se buscaría darles salida mediante la convocatoria de subastas.

1.000 KILOS DE PESO / La masiva caída de pinos albares en la sierra de Albarracín se ha registrado tras un invierno y un comienzo de primavera especialmente rigurosos. «En algunos árboles se llegaron a acumular hasta 1.000 kilos de nieve», manifestó Rosa María Sánchez.

Además, la lluvia y el deshielo han creado una fuerte capa húmeda en el suelo, lo que ha debilitado las raíces de los pinos y ha provocado el desplome de los troncos menos sólidamente anclados en el terreno. «Se nos ha dicho que los árboles caídos eran los menos adaptados, pero lo cierto es que todos son propios de esta zona», explicó la presidenta de la Comunidad de Albarracín, que precisó que no se han visto afectados los pinos de Rodeno, que están especialmente protegidos.

La Comunidad de Albarracín, creada hace ocho siglos, tiene uno de sus principales recursos en la explotación de la madera. De ahí que resulte de suma importancia para la entidad la limpieza de los bosques. «La Administración debería movilizar medios, brigadas forestales, e incluso la UME, pues se trata de un problema que hay que resolver pronto», subrayó Sánchez.