Cuatro personas han fallecido solas en su domicilio a lo largo de este mes de agosto en Zaragoza. El hecho de que cada vez sea mayor el número de habitantes de la ciudad que viven sin compañía ha convertido este tipo de sucesos en algo cada vez más frecuente en la sociedad actual.

El primero de los fallecimientos tuvo lugar a mediados de agosto en la calle Cánovas. Como cada vez que se produce un hecho de este tipo, fueron los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza quienes se encargaron de abrir la puerta del piso tras recibir una llamada de aviso por parte de alguna persona extrañada del prolongado silencio del residente, que tenía 64 años.

La segunda muerte ocurrida en estas circunstancias de soledad fue la de un anciano de 94 años que vivía en la calle Lorente. Los bomberos actuaron también en esa ocasión y, tras comprobar la dificultad de acceder por la puerta a la vivienda, no tuvieron más remedio que entrar por una ventana.

El día 18 se produjo un caso que varía respecto de los anteriores. Un hombre de 63 años que vivía solo en la calle María Andrea Casamayor se sintió súbitamente indispuesto y telefoneó al 112 para pedir ayuda. Los servicios de emergencia se movilizaron y actuaron rápidamente, pero cuando llegaron a la vivienda comprobaron que el comunicante había fallecido, tal y como certificó el médico que se desplazó en el dispositivo.

Finalmente, el pasado día 21, una vecina de una edificio de la calle Zamoray, en el casco antiguo de Zaragoza, llamó a los servicios de emergencia al notar un fuerte olor en la escalera. Los bomberos acudieron al lugar y descubrieron que en el interior de la casa había un hombre de 46 años que estaba muerto y en avanzado estado de descomposición.

Tristemente, esta circunstancia sirve en más de un caso para que los vecinos reparen en que algo ha pasado y decidan llamar a la Policía Local o a cualquier otro cuerpo de los servicios de seguridad y emergencias.

Un reciente estudio desveló que en el 27,4% de los hogares aragoneses solo vive una persona, una situación que, según los expertos, tenderá a incrementarse en los próximos años como consecuencia de la forma de vida actual, lo que planteará un nuevo reto a los servicios asistenciales de la comunidad.