A mediodía de ayer, José Luis Marcuello, como portavoz de la ganadería familiar de Los Maños, con apenas un hilo de voz relataba los duros momentos que les ha tocado vivir. Después de unos meses de grandes éxitos, con el indulto del novillo Quejoso y el premio al toro en la corrida concurso de, ambos en Zaragoza, un baño de realidad han roto esa apacible buena racha. Lorenzo, el toro del infortunio, estuvo como sobrero en Zaragoza en otoño, afirmaba el ganadero. No tenía grandes defensas pero su bravura le empujó a atacar con saña al torero cuando hizo presa en el suelo. "Fue terrible y todo ello en menos de dos minutos", se lamentaba. "Estamos destrozados. En Teruel sólo me quedé yo acompañando a la esposa y a la familia del torero y mandé para casa a toda mi familia. Mi padre está totalmente hundido", remarcaba el ganadero. "Lo primero que se me ocurrió cuando pasó todo es ir aprisa al desolladero a hacerme con las astas del toro para custodiarlas nosotros en casa. Están en el camión. No permitiría que terminaran colgadas de una pared con una chapa debajo para que sirvieran de atracción. Eso nunca. Ya he comunicado a la familia que están a su disposición si lo desean pero si no se quedarán baja cien llaves. Hoy le daremos a Víctor el último adiós en Sepúlveda. Estaremos toda la familia", añadió.