Roberto Pérez Rodríguez, el administrador único de la Liga Nacional contra el Cáncer Infantil (Linceti) detenido por una estafa que alcanzaría los 5 millones de euros procedentes de donaciones, cobraba al mes un sueldo de 15.000 euros, mientras que su esposa, también arrestada, recibía 5.000 euros mensuales por su labor contable. La empresa llegó a tener un centenar de trabajadores que, según el Grupo de Blanqueo de Capitales de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, eran desconocedores del fraude pergeñado por el supuesto líder de la trama, que se encuentra en la cárcel zaragozana de Zuera.

La falta de inversión pese a las millonarias donaciones destapó este fraude que la Policía Nacional lleva investigando desde julio del 2018 mediante una denuncia de la Fiscalía Provincial de Zaragoza interpuesta por Aspanoa. Según el inspector jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco), Alberto Larripa, y el inspector del Grupo de Blanqueo de Capitales, el agente Santiago, “el nivel de vida era tan alto que no comían nunca en casa”. De hecho, los investigadores han intervenido varias viviendas y diez vehículos, entre ellos de la marca BMW, Jeep y Jaguar.

Según los investigadores, en estos momentos estaban tratando de crear una empresa similar al call center instalado en la calle Carlos Marx de la capital aragonesa en Perú. País donde fue arrestado una tercera persona, de los cinco en total, que también está en prisión. Al país andino habrían enviado 300.000 euros de todos los fondos recibidos para obras sociales, si bien la Policía Nacional pone en duda que toda esa cantidad fuera destinada a los más necesitados. Por ejemplo, hicieron pública la donación de camas de hospital cuyo coste no superaría los 5.000 euros.

Como ha publicado este diario, hay una incalculable lista de perjudicados. Por un lado, 20.000 personas que, benévola y confiadamente, realizaron donaciones, y, por otro, los 7.000 comercios de Aragón y del resto de España que distribuían productos publicitarios relacionados con la falsa organización solidaria, desde botellas y camisetas a sacos térmicos y lapiceros con distintas semillas, aptos para ser plantados en macetas.

La Liga Nacional contra el Cáncer Infantil empezó a recabar fondos hace cinco años, tanto mediante agresivas campañas telefónicas como recurriendo a captadores que abordaban a los potenciales donantes en la calle. Además, organizaba conciertos y distintos actos sociales con el fin de recaudar un dinero que supuestamente se destinaba a ayudar a niñas y niños oncológicos, pero que en realidad iba a engordar los bolsillos de los responsables de Linceci.

La Policía Nacional mantiene abierta la investigación y no descarta más detenciones.