Linceci, la empresa con base en Zaragoza que supuestamente estafó cinco millones de euros simulando que trabajaba contra el cáncer infantil y en situaciones de emergencia humanitaria, deja tras de sí una inacabable lista de perjudicados. Por un lado, las más de 20.000 personas que, benévola y confiadamente, realizaron donaciones, y, por otro, los 7.000 comercios de Aragón y del resto de España que distribuían productos publicitarios relacionados con la falsa organización solidaria, desde botellas y camisetas a sacos térmicos y lapiceros con distintas semillas, aptos para ser plantados en macetas.

La Liga Nacional contra el Cáncer Infantil empezó a recabar fondos hace cinco años, tanto mediante agresivas campañas telefónicas como recurriendo a captadores que abordaban a los potenciales donantes en la calle. Además, organizaba conciertos y distintos actos sociales con el fin de recaudar un dinero que supuestamente se destinaba a ayudar a niñas y niños oncológicos, pero que en realidad iba a engordar los bolsillos de los responsables de Linceci. La Guardia Civil detuvo la semana pasada a cinco personas vinculadas a la empresa, entre ellas a su director, y el juez envió a cuatro de ellas a la cárcel por la presunta comisión de los delitos de estafa y organización criminal.

La irrupción de Linceci en el campo de las oenegés falsamente solidarias fue detectada hace dos años por la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa). La entidad realizó una serie de averiguaciones, extrañada por la presencia de una organización de la que no tenía noticia, y comprobó que había irregularidades. Por este motivo, presentó una denuncia formal ante la Fiscalía. A partir de este punto, el Cuerpo Nacional de Policía lanzó la operación que ha acabado con el desmontaje de la infraestructura empresarial de Linceci, dirigida desde su sede en la calle Carlos Marx, en la Margen Izquierda de Zaragoza.

Aspanoa empezó a actuar tras recibir numerosas llamadas telefónicas de particulares y familias de su entorno que encontraban raro que hubiera otra asociación oncológica, totalmente desconocida, organizando eventos variados, vendiendo objetos publicitarios y tratando de ganar socios para su causa. Curiosamente, Linceci figura en el listado de asociaciones humanitarias, pero no en el de Aragón, sino en el que elabora el Ministerio del Interior.

Linceci desarrollaba su actividad en España y tenía una delegación en Perú, donde supuestamente luchaba contra la pobreza infantil. De hecho, uno de los cuatro encarcelados es un ciudadano peruano, según señalaron fuentes policiales.