Las víctimas del incendio del hotel Corona de Aragón, ocurrido el 12 de julio de 1979, piden su reconocimiento como víctimas del terrorismo más allá de las indemnizaciones que la mayoría de ellos ya han cobrado. Así lo manifestaron ayer los asistentes a los actos celebrados en Zaragoza en recuerdo de los fallecidos al cumplirse el XXV aniversario.

A las once de la mañana, familiares de afectados, a quienes acompañaban el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y el comandante militar de la plaza, Fernando Torres, depositaron una corona de flores ante el monumento a las víctimas del terrorismo, en el antiguo cuartel de la Guardia Civil en la avenida de Cataluña, donde ETA asesinó a once personas en 1987.

Posteriormente se celebró una misa en la basílica del Pilar y el ayuntamiento ofreció una recepción a los asistentes.

El presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Valencia, Juan Domínguez, uno de los huéspedes del hotel que sobrevivió al incendio, explicó que las víctimas del Corona consiguieron el 31 de diciembre del 2003 el reconocimiento del derecho a percibir indemnizaciones por parte del Gobierno tras 24 años de lucha y de procedimientos judiciales. Pero, lamentó, "falta un último detalle", que los afectados obtengan la medalla a las víctimas del terrorismo. "Ahora hemos roto la barrera tras demostrar que la documentación sobre el suceso que tenía el Ministerio del Interior estaba equivocada", agregó Domínguez.

DERECHOS MORALES Belloch anunció que el Ayuntamiento de Zaragoza estudiará "de qué manera se incorpora al homenaje" a las víctimas del Corona y recordó que los derechos materiales, las pensiones e indemnizaciones, ya se han satisfecho, pero las víctimas reclaman la concesión de la medalla de la Real Orden del Mérito Civil, para que se les reconozcan los "derechos morales", petición a la que se sumó.

El 12 de julio de 1979 se alojaban en el hotel 230 personas, entre ellas la viuda del general Franco, Carmen Polo, y sus hijos, los marqueses de Villaverde. La mayoría estaba en Zaragoza para asistir ese día a la entrega de despachos a los nuevos alféreces del Ejército y la Guardia Civil, en la Academia General Militar. A las 8.15 horas se prendió en la cafetería del hotel la freidora de churros y en pocos minutos ardió todo el edificio. Fallecieron 78 personas y más de un centenar resultaron afectadas en diverso grado.