Entre cuatro y seis familias de militares fallecidos en la tragedia del Yak-42 accedieron a someterse el pasado día 6 de este mes a pruebas de ADN en el Instituto Anatómico Forense de Madrid en lugar de acudir a Turquía, tal y como pretenden hacer en breve los allegados de 43 víctimas, que desean cotejar in situ si sus muestras genéticas se corresponden con las de sus parientes enterrados.

Los afectados iniciaron los trámites para los test después de que se dieran a conocer dos informes de la Justicia turca en los que se señala que los dos generales españoles encargados de coordinar las autopsias repatriaron treinta cadáveres sin identificarlos previamente.

Desde ese momento, el anterior equipo del Ministerio de Defensa insistió en repetidas cartas enviadas a los afectados en mandar las muestras por valija diplomática, a pesar de que una gran parte de los afectados rechazó la propuesta por miedo a manipulaciones en los resultados.

Precisamente, al menos una de estas familias tenía a su hijo destinado en el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) de Zaragoza. "Pensamos en ir a Turquía, pero optamos por que mis padres realizaran los test en Madrid por cuestiones personales. Tengo la sensación de que las alteraciones se pueden hacer tanto aquí como en Estambul", señaló la hermana de la víctima a este periódico. La afectada prefirió no revelar su identidad. Otras cuatro seguirán los mismos pasos en breve.

El viaje a Turquía será uno de los temas que aborden hoy los representantes de las víctimas con el nuevo ministro de Defensa, José Bono, en la audiencia oficial que el ministro concede a los allegados. En el encuentro, las familias pretenden solicitar apoyo logístico al ministro para el viaje y conversar con Bono acerca de la posible creación de una comisión investigadora sobre el accidente.