El tiempo inestable de los últimos días, con viento y temperaturas suaves después de un mes de abril cálido, está frenando el desarrollo de las larvas de mosca negra, que amenazaba con ofrecer otro verano complicado lleno de picaduras después de una menor incidencia durante el verano del 2013. En él, pese a ello, hubo más de 16.000 consultas por picaduras de mosquito y mosca negra según datos de la Dirección General de Salud Pública de la DGA.

Así lo explica el profesor de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza, Javier Lucientes: "Por el invierno tan benigno del que veníamos podía resultar un verano bastante complicado, pero entre la sequía, el viento y las temperaturas bajas seguramente se retrase el nacimiento e incluso muchas mueran de frío o las seque el aire".

Esta tregua llega tras los problemas detectados en febrero, marzo y abril en el entorno de los ríos Cinca y Gállego, en La Cartuja, Monegros y Zaragoza capital. Y pese a que la falta de fondos ha impedido este año un control exhaustivo de las aguas. "Es complicado hacer un pronóstico y depende de cómo venga el río, pero no parece que este año vayamos a vivir un brote grande como otras veces", aventura. Desde el Ayuntamiento de Zaragoza confirman que no hay constancia de que se hayan desarrollado focos de mosca negra pese a ser ahora "un periodo crítico". Se hace un seguimiento semanal y recuerdan que este fenómeno "es muy variable".

Por su parte, desde la Confederación Hidrográfica del Ebro señalan que el caudal es el normal pese a las lluvias de los últimos días en la cuenca, que han elevado el registro a su paso por Zaragoza de 56 metros cúbicos por segundo del 22 de mayo al pico de 403 el pasado lunes 28.

EL MOSQUITO TIGRE Con esos datos, la mosca negra parece que no será una amenaza este verano, algo que no se puede afirmar del mosquito tigre, que sigue avanzando sin control por la costa mediterránea. "Viene de la zona francesa y ya se encuentra en toda la costa del Mediterráneo. En Lérida se han detectado focos puntuales. Sigue las carreteras y se está adentrando en el interior de la Península", comenta Lucientes. En Estados Unidos se ha documentado cómo han ido ganando terreno recorriendo las grandes autopistas, muchas veces instalados en los neumáticos o dentro de los vehículos. "Hasta ahora no hay señal de que se haya instalado en Aragón. Aquí no se dan las mejores condiciones para ello, pero hay zonas de riesgo como las urbanizaciones", afirma Lucientes.

Esta especie invasora está encantada de vivir cerca de las personas: "Se mueve por el día, vive en las casas, en los jardines. Se siente a gusto junto a fuentes de agua, platos de macetas, basuras, plásticos", advierte. Para luchar contra él hay que instalar unos recipientes plásticos de color oscuro en aquellas zonas en las que se realicen las puestas de huevos reproduciendo los hábitats que tienen en las zonas de Asia, su lugar de origen.