En Camerún suele decirse que el lugar de una mujer es la cocina. La educación es unas de las claves más importantes para concienciar a las mujeres de sus derechos y de luchar por ellos, pero no es así porque, aunque el Código Penal de Camerún penaliza a las familias que tienen los medios económicos de mandar a sus hijos a la escuela y no lo hacen, no hay un seguimiento para las chicas que van a la escuela. Tampoco hay un plan para ayudar a chicas que no pueden permitirse la educación secundaria.

El país se esfuerza en mejorar el Código Penal a favor de la mujer pero todo queda por escrito y no se practica. Por ejemplo, la mujer tiene derecho a divorciarse pero cuando llega a los juzgados que son dominados por hombres, estos hacen que el proceso sea carísimo o innecesariamente muy largo para ella.

En cuanto a los matrimonios forzosos, también tienen leyes en contra de esta práctica y se estipula que la edad para casar a las mujeres sea desde los 18 años y con su consentimiento. Pero como estas leyes son escritas en francés y a veces en inglés y la mayoría de las mujeres afectadas no hablan estos idiomas, entonces no saben que existen.

La poligamia también es muy común en el país, sobre todo en familias reales. En Camerún hay muchos grupos étnicos, y cada grupo tiene su jefe. La mayoría, si no todos, tienen más de cuatro mujeres. Muchos de ellos pueden tener quince o veinte hijos, y si les preguntas cuántos hijos tienen, te dirán cuántos hijos varones tienen, pudiendo no saber cuántas hijas.

La tenencia de terreno da un cierto nivel de seguridad y poder en Camerún. Desafortunadamente, solo el hombre tiene ese derecho, en regiones rurales sobre todo. Al casarse, la mujer es libre de usar el terreno de su esposo pero no poseerlo. En las regiones rurales, el terreno es la única fuente de ganancia, por eso se usa exclusivamente para la agricultura. Las viudas heredan los terrenos de sus maridos dependiendo del grado de codicia de su familia política.

Según las autoridades rurales, la mujer no puede tener terreno por las siguientes razones:

  • La situación de la mujer es inestable y debe casarse en el futuro.
  • Una mujer que posee terreno puede ser engañada por un hombre del que se enamora y darle su terreno.
  • La práctica tradicional solo concede a la mujer el derecho de cultivar en el terreno y no poseerlo.

Todo eso es lo que pasa en una sociedad gobernada por costumbres. Ojalá algún día se enteren de que nosotras no somos objetos ni niños y que podemos decidir por nosotras mismas.