Todo arranca en el vestíbulo del insti. Salimos, por clases, ya con libreta y consignas. La caminata terminó en el corazón de la villa, donde nos separaron en grupos de tres. Una hora por delante para preguntar a personas que por allí pululaban; cuestiones del tipo: ¿Qué significan las tres paredes paralelas de mármol que miran a la gran cascada? O ¿qué artefactos cuelgan bien visibles en el interior del templo, y de qué pretenden dar testimonio? (¡A personas totalmente desconocidas para nosotros!) Además, había que intentar hacerse un selfie con los entrevistados, si nos lo permitían. Mientras, algunos asaltábamos la chocolatería, pues ¡estábamos muriéndonos de frío buscando las respuestas. Encontramos a gente con prisas que no podía contestar y otros que con mucha amabilidad se pararon a charlar. Con frío en las manos entramos a tiendas, a preguntar también. Y así de bien nos lo pudimos pasar.

De la mano del gran Juan Antonio Bernal, en el Centro de la Fundación CAI ‘Joaquín Roncal’, admiramos la exposición dedicada al dibujante de cómic zaragozano y el proceso de creación de la novela gráfica, la caricatura, las metáforas visuales, etc. Y también allí tuvimos preguntas a las que responder. En la planta calle está Suralia; mercadillo y cafetería atendido por Raquel y Blanca, especializado en comercio justo, donde tuvimos ocasión de tomar un aperitivo.

Al final fuimos al antiguo casino a visitar la Biblioteca Ildefonso Manuel Gil, de la DPZ. Cueva de Alí-Babá en la que los tesoros son viejos libros de toda época y condición, donde hubimos de atravesar un misterioso pasillo para acceder a una sala digna de Alicia en el país de las maravillas. Allí nos mostraron libros medievales, barrocos, dieciochescos. Palpamos diversos soportes, a cual más interesante y remoto.

Los volúmenes no tenían un tema en concreto, sino que cada uno albergaba sus propios contenidos; estos musicales, esos de medicina, aquellos de poesía… incluso pudimos acariciar, con cuidado de cirujanos, algunos encriptados en latín.

Balance de la actividad

Las actividades de esta excursión nos encantaron y entretuvieron a todos, pero aún así hubo cosas que nos gustaron más: la yincana del principio se lleva la palma; aunque a no muchos votos de la biblio. Nos permitió disfrutar conociendo la zona, a las personas y lugares, libremente (y con chocolate caliente en mano).

En el casino, con Sandra aprendimos un montón sobre la historia del edificio, sobre la evolución del libro hasta nuestros días, entre volúmenes custodiados desde hace siglos. Nuestros compañeros más artistas fueron los que más emocionados salieron de la expo BD, admirados del trabajo de un artista de renombre.

En la tienda aprendimos diferentes maneras en las que nuestras decisiones afectan a las vidas de muchas otras personas lejos de aquí: la importancia de investigar a quién le damos nuestro dinero. ¿Serán nuestros profesores capaces de organizar un futuro asalto en grupo, a la biblioteca… ¡para vivir la experiencia de estudiar unas horas en los lugares habilitados para hacerlo, en los horarios en los que las clases nos lo impiden!?