Habiendo conseguido el éxito entre el público preescolar, Disney Channel necesitaba una serie que le valiera el favor de los escolares. Y a ser posible, de sus padres. Es decir, una serie como Bob Esponja, capaz de capturar la atención de los niños pero también de los adultos, verbigracia de una sensibilidad especial; chistes sutiles e irónicos, o, simplemente, la excelencia a todos los niveles.

Desde el 2007, Phineas y Ferb se ha convertido poco a poco en esa serie de culto ansiada por el imperio de Mickey Mouse.

Un público variopinto adora a estos dos hermanastros entregados a los más disparatados proyectos, también a su ornitorrinco Perry, su hermana Candace y esos padres algo inocentes.

CABEZAS ANGULOSAS Los orígenes de la serie se remontan a 1996, cuando Dan Povenmire dibujó por primera vez a Phineas Flynn y Ferb Fletcher en un pedazo de papel de estraza, mientras comía en un restaurante. Disney se arriesgaba al apostar por ella, no solo por las cabezas angulosas de sus héroes, sino también por ese humor sofisticado, cargado de referencias adultas y veloz como el rayo.

Pero la apuesta ha salido bien en todos los sentidos. Y ahora hasta se atreven a llevar la serie al cine. Bueno, en realidad, Phineas y Ferb: a través de la segunda dimensión, que llega hoy a las salas, se trata de una tv movie estrenada a principios de mes en el Disney Channel de EEUU. Es decir, cabe esperar menos una especie de versión hiperbólica de la serie que una especie de episodio largo. Pero seguramente enorme: en esta ocasión, Phineas y Ferb descubren por fin que su mascota, el gran ornitorrinco Perry, es un agente secreto; y se unen a él para vivir una aventura en otra dimensión.