Ya lo dijo el capitán, Alberto Zapater, el pasado miércoles: «Debemos ser conscientes de que vamos a estar en el lío hasta el final». Las palabras del ejeano advierten al zaragocismo de la conveniencia de desterrar cualquier aspiración a salir de esta a corto plazo. El sufrimiento, indecente e imperdonable, continuará hasta el final de esta maldita temporada en la que la única ilusión pasa por seguir vivo. Ya habrá tiempo, sin duda, de señalar y exigir responsabilidades, pero, ahora, se impone seguir nadando hasta alcanzar la orilla. Rendirse no es una opción.

El duelo de dinámicas opuestas enfrenta a un Tenerife en progresión con un Zaragoza hecho polvo tras encadenar dos derrotas consecutivas ante sendos rivales directos. Aquel efecto JIM que revivió a un muerto parece ser ya historia para un equipo cogido con alfileres al que la aportación externa de confianza y aliento le dura lo que tarda en llegar el primer sopapo. Incapaz de remontar un marcador adverso en toda la temporada y con su inoperancia ofensiva convirtiendo la campaña en un eterno vía crucis, esa seguridad defensiva con la que había conseguido camuflar sus vergüenzas ofensivas también ha volado por los aires en las dos últimas citas, en las que Cristian, tantas veces salvador, se ha visto en el centro de los focos y las miradas por errores en su punto débil: los balones colgados.

Así que toca volver a empezar para un Zaragoza metido de lleno en ese lío del que, en realidad, no se ha despegado desde que volvió a rodar el balón tras la paralización general por la pandemia, No ganar al Tenerife supondría, seguramente, regresar a posiciones de descenso a Segunda B y, con ello, multiplicar la congoja y el miedo de todos. Y la misión no es sencilla para un equipo envuelto en dudas y en problemas. El último, la acumulación de bajas en el centro del campo, la parcela que contaba con más efectivos a comienzos de temporada y en la que esta tarde faltarán cuatro: Ros y Sanabria, sancionados; Francho, convaleciente aún por haber contraído el covid, y Eguaras, sancionado tras haber visto la quinta cartulina amarilla del ciclo una vez concluido el partido en Oviedo.

Así que JIM afronta la gran reválida obligado a buscar alternativas. Ahí emerge con fuerza la figura de Adrián, que podría debutar como titular esta temporada. Ya lo iba a hacer en Leganés (1-0), pero una lesión en el calentamiento se lo impidió. Desde entonces, todo ha ido a peor para el madrileño, que, si el técnico decide dar continuidad al 4-1-4-1, formaría en la línea de cuatro justo por detrás de Alegría, que continuará siendo la referencia ofensiva. A pesar de la súplica del extremeño, todo apunta a que Narváez seguirá en la izquierda y que el Zaragoza repetirá con un solo punta en busca del gol que no llega.

Si, por el contrario, JIM opta por un cambio de dibujo, el colombiano acompañaría a Alegría arriba y Chavarría podría recuperar un sitio en la alineación para ocupar el carril zurdo por delante de Nieto. Bermejo y Larra se juegan otro puesto en el once en función de la distribución elegida por el alicantino. Si decide jugar con dos puntas, el extremo vasco podría gozar de su segundo encuentro consecutivo formando en la foto, si bien también hay opciones de que el Zaragoza juegue con tres centrales. En ese caso, Peybernes entraría para acompañar a Jair y Francés. Vigaray y Chavarría ejercerían en los carriles y Zapater, James y Bermejo formarían en la medular, con Narváez y Alegría como los más adelantados.

Enfrente, Luis Miguel Ramis recupera para este partido a uno de sus jugadores determinantes en el centro del campo, el madrileño Aitor Sanz, que aspira a acompañar en la medular al canterano Javi Alonso. El entrenador también rescata a los centrales Sipcic y Bruno Wilson, aunque no es descartable la continuidad a Alberto y Carlos Ruiz en el centro de la zaga. Podría haber novedades en el once inicial, como la inclusión en el mismo del británico Shashoua.

Por el contrario, se perderá el partido por sanción el centrocampista Sergio González, mientras que sigue el proceso de recuperación de los lesionados Jacobo González y Borja Lasso. Además, son bajas de última hora por problemas físicos Suso Santana y Joselu.

Llega la escuadra canaria tras vencer en tres de sus cuatro últimos compromisos. Solo el Leganés, aspirante al ascenso, ha sido capaz de derrotar el último mes a un equipo que ha mejorado a domicilio. De hecho, hace apenas un par de semanas que conquistó Vallecas, un feudo casi inexpugnable esta campaña.

Pero el Zaragoza no está para fijarse mucho en los demás. Su maltrecho estado le obliga a afrontar cada duelo como una batalla a vida o muerte. Es lo que tiene andar metido en líos. La amenaza está en cualquier esquina. De hecho, la gran amenaza es uno mismo.