En esta sesión veremos dos ejemplos de los nacionalismos que aportaron nuevo colorido y narrativa a un género, que se había establecido como algo exclusivamente centroeuropeo. Empezaremos con la Sinfonía nº 4, de Piotr Ilich Chaikovski, escrita con la precisa voluntad de superar como ruso la tradición sinfónica centroeuropea. Y terminaremos con la Sinfonía nº 9, Del nuevo mundo, de Antonín Dvorák, escrita en Nueva York y donde el compositor reconoció haber adoptado ideas autóctonas de los indios americanos.

A cargo de Pablo L. Rodríguez, musicólogo y crítico musical.