Algunos que abrazaron la política como medio de vida conciben la cultura como caldo propicio para el chiringuito y la mamandurria. Son los mismos que pretenden, con motivo de centenarios, cincuentenarios y no-cumpleaños, obtener ganancias inmediatas.

Quieren cargarse el Centro Luis Buñuel. No les gusta la cultura auto-organizada. Era un capricho, dicen, un disparate que dejaba fuera a muchos. Sé que ahí se impartían talleres, clases de dibujo, hasta se distribuía comida. No sabía que excluyera a media ciudad. Espero que ahora presenten un modelo de gestión mejor planificado que este no-centenario goyesco.

Toda efeméride debiera servir para que nos acerquemos a un autor o podamos descubrir la obra de un artista. En ocasiones, lo que consiguen es el hartazgo hacia el indefenso homenajeado. Quedo perplejo cuando observo los garrotazos de gallina ciega que claman para que Zaragoza imite el ejemplo de Málaga y haga de Goya su producto estrella.

Ni en el Ebro atracan cruceros, ni este ayuntamiento sabe del esfuerzo realizado por su homólogo malacitano hasta obtener obra de Picasso y ser franquicia de otros museos. En cultura no hay braguetazos o, al menos, no se improvisan. Sin ser museólogo, veo desde hace décadas cómo salen a subasta obras del maestro de Fuendetodos. No son baratas, pero tal vez, uniendo esfuerzos de instituciones públicas y privadas, incluso mediante cuestación popular, nos hubiéramos hecho con alguna con la que poblar una pinacoteca seductora.

Cuando vivía en Madrid acudía los domingos a El Prado atraído, no solo por su genialidad, sino por la cantidad de lienzos de Goya que albergan las colecciones reales. Me pregunto si no estaría de más ceder algo del patrimonio común a los museos provinciales, o fomentar exposiciones itinerantes.

De esa manera, además de saciar las inquietudes culturales de algunos, podríamos animar a los turistas a que nos dedicaran un par de horas e hicieran gasto, que es de lo que se trata.

Huyo de las muestras que solo ofrecen texto y reproducciones. Para eso, tenemos internet. No me agradan las performances. A mí, el Centro Luis Buñuel me gusta y gran parte de Zaragoza, lejos de estar excluida, creo que ni conoce su existencia. No sé si alguna de las personas que allí acuden llegarán a ser talentos consagrados. De ser así, sepan que, dentro de 275 años, les van a exigir total rentabilidad.