Dos de los intelectuales malditos para buena parte de la administración y de la opinión pública norteamericanas –para todos aquellos a quienes podríamos llamar, simplificadamente, «yanquis de orden»–, Noam Chomsky y Vijay Prashad, conversan de manera ágil y comprometida en La retirada (Capitán Swing Libros).

Lo hacen sobre el papel de los Estados Unidos en las últimas guerras (Afganistán, Libia, Siria…), incluyendo en su reflexión a dos voces la actual crisis mundial derivada de la guerra de Ucrania y procediendo a analizar sus orígenes, causas y consecuencias.

Para Chomsky, ideológicamente muy a la izquierda, detrás del conflicto bélico ucraniano subyacen, además del territorialmente imperialista ataque lanzado por Putin, el interés económico y estratégico de Estados Unidos por presionar al canciller alemán Scholz y alterar el suministro de gas a Europa occidental, cambiando el abastecimiento ruso por gas licuado embarcado en puertos estadounidenses. Asimismo cree Chomsky entrever en la trastienda de la política USA los intereses derivados del imparable crecimiento del ejército norteamericano, siempre necesitado de nuevas acciones, retiradas o ataques que justifiquen su existencia y esos setecientos mil millones de dólares que el Gobierno Biden ha destinado este año a su mantenimiento y renovación de aniquiladores ingenios.

A esas reflexiones de Chomsky añade Prashad el colateral peligro derivado, a su parecer, del rearme del ejército chino como reacción al «cerco» norteamericano en torno a sus costas, vigilantes las veinticuatro horas esos submarinos del Tío Sam equipados con misiles Trident capaces de destruir ciudades enteras, hasta doscientas de ellas en menos tiempo del que a sus habitantes les costaría ponerse a cubierto. Para Prashad, la alianza entre Rusia y China puede derivar en un conflicto planetario de consecuencias inimaginables en su balance de destrucción, coincidiendo Chomsky con él en la necesidad de alcanzar cuanto antes nuevos acuerdos que garanticen la paz entre las grandes potencias.

La retirada evidencia que en Estados Unidos no todo son patriotas adoctrinados por Washington, el Pentágono, el FBI y la CIA. Otras voces discrepantes y críticas denuncian abusos y errores en lo que un día fue cuna de la democracia y de la libertad.