Proyecto joven

Carmen Bandrés

Carmen Bandrés

La adolescencia siempre ha sido una etapa proclive a los conflictos y fuente de desorientación para los padres; una edad difícil en la que son muy útiles unas herramientas para encauzar felizmente la educación de unos jóvenes que pueden resultar víctima fácil de drogodependencias. La situación es muy angustiosa para estos padres cuando han de enfrentarse a unas vivencias muy diferentes de las que a ellos les tocó vivir; en absoluto les falta buena voluntad, pero sienten que se les escapa la oportunidad de corregir el inicio de una trayectoria viciada que amenaza esclavizar la mente al mismo tiempo que arruina la salud.

Proyecto hombre es desde hace años una referencia en la recuperación de drogadictos; ahora, a esta organización le ha nacido un hermano pequeño, Proyecto Joven, específicamente orientado a la prevención de conductas de riesgo, trazando unas coordenadas para el cambio de hábitos y pautas saludables de comportamiento en aquellos adolescentes en los que se intuye la progresiva instauración de prácticas dudosas y rutinas lesivas. Para ello, se establecen líneas de actuación personalizadas en cada caso para la educación temprana en valores de constancia y esfuerzo. Al joven se le respeta, en la misma medida en la que se le exige respeto, en un ambiente distendido, solidario y donde reina la comprensión. Un punto clave reside en la implicación paterna, así como en el adiestramiento familiar en las habilidades necesarias para lidiar con la formación de los adolescentes. La empatía es una puerta abierta; la debilidad, una cerradura infranqueable que solo conduce al fracaso y a la frustración.

Proyecto Joven incorpora un ejército de voluntarios que han elegido donar su tiempo y esfuerzo para dar a los demás lo mejor de sí mismos. Nadie les pondrá medallas, ni ellos demandan otra cosa que gratitud.

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