Arte compartido

Carmen Bandrés

Carmen Bandrés

La feria del libro es una hermosa fiesta, oportunidad para que autores y lectores compartan sensaciones, pero también es más que notable el intercambio de vivencias y opiniones entre los propios autores, acostumbrados a evocar idénticos sueños y aspiraciones que, en definitiva, estriban en que el público lea y aprecie nuestra obra, aun cuando su interés por la lectura no sea tan entusiasta como desearíamos.

En la era del pleno empoderamiento femenino, la ancestral exclusión de la mujer como artista o intelectual se ha desvanecido y tanto escritores como escritoras podemos departir amplia y satisfactoriamente de todo cuanto nos atañe, algo insólito no hace muchas décadas, cuando a toda mujer se le negaba el menor protagonismo en cualquier actividad ajena al hogar y a la crianza. Pero si muchas brillantes pintoras y escultoras del siglo pasado se vieron obligadas a mostrar su obra bajo el nombre de otros artistas, también en el universo literario persisten firmas eclipsadas, ausentes de la vida pública o apenas conocidas hoy. Algunas tuvieron la fortuna de unir su existencia a varones sin atávicos prejuicios, como María Goyri, esposa de Ramón Menendez Pidal, persona de gran talento y cultura, investigadora y enérgica promotora de actividades literarias y pedagógicas. No tuvo tanta suerte Carmen de Burgos, la cual sufrió un matrimonio desgraciado, fruto de su inmadurez, que le deparó un intenso padecimiento hasta que pudo escapar del infierno. Primera periodista profesional reconocida en España, desempeñó una intensa labor social y de activismo feminista. Por su parte, Carmen Conde vivió una existencia azarosa, pero, al menos, pudo salir de un oscuro olvido para recibir un merecido reconocimiento: fue la primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia Española… aunque hubo de esperar para ello hasta ¡1978! .

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