TRAGO CORTO

Nunca irnos enfadados a la cama

Borja Insa

Borja Insa

Una vez más me siento afortunado, tengo que dar gracias por la persona que está a mi lado, una suerte que siento no llego a merecerme. Es extraño hablar de amor en una época donde se ve a tanta gente enfadada. Puede resultar un ejercicio disparatado, por lo menos así lo veo yo, pero creo que es el mejor momento para hacerlo.

Hace un tiempo viajamos a Londres, y se me quedó grabado el enfado colectivo que palpitaba en la ciudad, me pareció algo «lógico» en un lugar tan grande, pero ahora esa sensación se puede respirar en todas partes. La parte buena de vivir en un mundo enfadado y hostil es que los espacios y las personas amigables se valoran como tesoros, como pequeños oasis de donde no queremos bajarnos. Yo tengo mi oasis en casa y en el trabajo, algo raro por lo visto, pero es que mi oasis es mi mujer y socia, Rocío.

Muchos son los que opinan que trabajar con tu pareja es algo difícil y que siempre acaba mal, pues bueno, considero que es difícil trabajar con cualquier persona con la que no te entiendas, pero si amas, respetas y admiras a esa persona no debería existir ningún problema. Por lo menos a mí me funciona, me siento apoyado y respaldado, y espero que ella sienta lo mismo.

El día y sus 24 horas están llenas de obstáculos para nuestra felicidad, y dedicándome al hermoso mundo de la hostelería, esos obstáculos se multiplican. Créanme, merece la pena solo si amas este oficio y estás respaldado, por eso yo soy feliz.

En hostelería se trata de darte a los demás, cuidar de ellos, ayudarles en eso que vienen necesitando a tu casa, y debe ser de forma sincera y pura.

Mi gran amigo Curro Polo me dijo que le enfadaba enormemente eso de que el servicio en hostelería es como el teatro. –¡La hostelería no es teatro! El que ama no actúa, siente. Así lo defiende él, como buen apasionado, y está totalmente en lo cierto, para ser feliz en este mundo de la hospitalidad, debes amarlo, y punto. Esa pasión tiene una consecuencia, desgasta, y mucho, por eso es imprescindible que sea una relación con el cliente recíproca, y no hablo de servicio/dinero, si no, cariño/cariño, cosa difícil si recordamos lo mencionado antes, el mundo está enfadado. Por todo esto sigo a rajatabla la norma que Rocío implantó en nuestra relación, nunca irnos a la cama enfadados, haya pasado lo que haya pasado, siempre un beso y un te quiero antes de cerrar los ojos.

Les mando un beso y un te quiero a todos ustedes, para que los recuerden, y los cedan a aquellos que viven enfadados cuando se encuentren con ellos, y sepan que ellos no son así, solo sufren las consecuencias del mundo en el que vivimos. En las manos del puro está la posibilidad de mejorar el mundo. Hagámoslo.

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