‘Cambalache’

Esperaba yo iniciar la temporada en este rincón proponiéndoles nuevos temas y reflexiones, ¡ingenua de mí! Comienza el curso y como todo lo que echa andar de nuevo parece impregnado de energía renovada y esperanza nueva. Septiembre es para los profesores y alumnos un enero adelantado, desde muchos puntos de vista el año para nosotros comienza ahora, sólo que sin nochevieja, claro. Pues bien, parece que eso de dejar a un lado la res publica para centrarnos en otro tipo de asuntos no va a poder ser. Lo de mimetizarse como los avestruces escondiendo la cabeza debajo del ala habrá que reservarlo para cuestiones menos apremiantes.

¿Quién nos iba a decir el 23 y 24 de julio de este año que a estas alturas estaríamos y seguiríamos así? Ni el más sesudo «opinador», ni los sociólogos más experimentados nos alertaron. Pero aquí estamos. Seguro que ustedes recuerdan aquel sintagma convertido casi en cantinela hace apenas un par de años –aunque parece que hayan pasado lustros–: la nueva normalidad. Cuando en el 2021 políticos y sanitarios, aunque sobre todo los primeros, empezaron a emplear esa expresión todos pensábamos que se hacía referencia a lo relativo a la pandemia y a las medidas de seguridad en su sentido más amplio.

Hoy tiendo a pensar que no, que sin comerlo ni beberlo se inauguraba un escenario nuevo que iba mucho más allá de lo médico. Tengo para mí que sí, que estamos y vivimos inmersos en esa nueva normalidad a la que podría definirse como aquella situación en la que todo es normal, desterrada para siempre la antipática idea de la anormalidad. Todo es normal. Ahora que lo pienso, el famoso tango Cambalache, escrito allá por 1934, vaticinaba algo de lo que vendría después, sin precisar, sí, pero sin errar. Ya por entonces Enrique Santos Discépolo veía claro que «resulta que es lo mismo ser derecho que traidor». Si bien lo piensan es lógico, pues en la nueva normalidad, en la que todo es normal, no hay diferencia entre el respeto, la obediencia o la traición. Y, en consecuencia, «todo es igual, nada es mejor». Lo cierto es que la letra de algunos tangos viene a ser un concentrado de sabiduría popular adobada con una pizca (o dos) de pasión que no deja de producirme cierto desasosiego.

Sin embargo, me propongo rebatirle algo al tango pues, aunque me consta que no anda desencaminado cuando sigue diciendo «lo mismo un burro que un gran profesor», recurro aquí a un gran profesor. Me refiero a Bertrand Russell, del que lo menos destacable que puede decirse es que fue un gran filósofo y matemático ganador del premio Nobel en 1950. Es él quien, refiriéndose a la democracia, afirmó: «Hay ciertos asuntos en los cuales es necesaria la acción conjunta; en éstos, la acción conjunta tiene que decidirla la mayoría. Hay otros asuntos en los cuales la decisión conjunta no es necesaria ni deseable. Estos asuntos incluyen la esfera de la opinión». En otras palabras, las opiniones de unos no deben, por sí mismas, decidir la acción del conjunto. ¿Les suena a algo?

Suscríbete para seguir leyendo