Asesinatos de mujeres

No podemos fiarlo todo a que nuestros jóvenes sean adultos y aborrezcan de este machismo

Javier Fernández López

Javier Fernández López

Estamos en plenas fiestas navideñas, la época del año en la que por tradición tenemos obligación de aparentar felicidad. Los que tenemos niños cerca, nietas en mi caso, lo encontramos más fácil, pero a finales de este 2023 hay muchos motivos para que nos cueste más de la cuenta hacerlo. Noticias terribles: guerras, hambre, terrorismo, polarización extrema, la llegada de Milei a la presidencia de Argentina, otras muchas, y de todas ellas yo voy a tratar en estas líneas de un problema que me parece especialmente grave en nuestro país, la violencia de género.

En el momento en el que escribo son ya 55 las mujeres asesinadas por sus compañeros sentimentales o exparejas en nuestro país. Cada vez que una mujer es asesinada por estos motivos oímos o leemos cosas que nos suenan a ya sabidas. Ponerte a escribir sobre esto es asumir el riesgo de que nadie te lea porque los posibles lectores asumen de antemano que no se va a decir nada nuevo. A pesar de ello lo voy a intentar, por dos motivos: el primero, la gravedad, que exigiría que no dejemos de hablar de esto hasta que consigamos una reducción notable en el número de mujeres asesinadas; y el segundo, porque creo que siempre hay alguna razón nueva que añadir para presionar a los gestores públicos a incorporar más medidas o aprobar algunas nuevas.

Quisiera comenzar por las palabras, que nunca son neutrales. ¿Violencia de género es una buena denominación? A mi esta expresión me suena débil, como algo menor, y lo que está pasando, de lo que hablamos, es de asesinatos. Son hombres que asesinan a mujeres. Y es así, y no deberíamos ponerles a estos crímenes otras denominaciones. Me duele el alma cada vez que leo eso de «muere una mujer». No, no es así, no ha muerto, la han asesinado, y a resultas del crimen ha perdido la vida.

Es un problema de imposible solución, y tenemos que admitirlo. La obligación de todas las personas decentes es hacer todo lo posible, pero sin caer en la depresión, que nos dificultaría poder avanzar. Y tenemos que ser valientes, llegando a proponer cosas que pueden resultar fuertes, como, por ejemplo, el tratamiento que en los medios de comunicación se da a estos casos. No creo en el efecto llamada, pero conocer sucesos de estos sí puede activar alguna tecla enferma en el cerebro de potenciales asesinos. No debemos despachar el asunto con el típico de que es libertad de información.

Si hacemos una cuantificación y lo comparamos con otros problemas muy graves que hemos soportado en España, desde que hay registros especializados ya van más mujeres asesinadas por estos motivos que víctimas de la banda terrorista ETA. Sé que suena muy fuerte y que a personas sensibles les resulta odioso que mezclemos estos dos asuntos, pero es significativo el dato. Y para combatir a ETA no escatimamos esfuerzos.

La educación, sin duda, muy importante, pero no podemos fiarlo todo a que nuestros jóvenes sean adultos y aborrezcan de este machismo. Además, no tengo claro que lo estemos consiguiendo a juzgar por encuestas que se hacen y que nos dicen que el porno y las visitas indiscriminadas a ciertas redes sociales están siendo un caldo de cultivo nada edificante. Y ya que cito las redes sociales, ¿estamos haciendo algo para evitar esos contenidos venenosos?

Leyes, imprescindibles. ¿Están actualizadas? El tema del Código Penal parece que no gusta, incluso se afirma que ya son suficientes la penas. Discrepo. Está claro que una condena más elevada no es disuasoria para todos los hipotéticos asesinos de mujeres, pero si sirviese para evitar una, dos, diez, tal vez deberíamos planteárnoslo. ¿Y la aplicación de las mismas? Mandar a una persona a prisión solo debe hacerse con todas las garantías, sin duda, pero si un juez escucha el testimonio de una mujer en un juicio contra su marido, y dice que no se acuerda, que igual se excedió al acusarlo de violencia, ¿no ve que está aterrada?, ¿no hay medidas posibles? Entre el todo y la nada, ¿no hay vías intermedias? Esto acaba de ocurrir en un reciente asesinato.

Se nos dice que hay escasez de medios. Y es verdad. Siempre hacen falta más, y en materia judicial cabrían otros juzgados especializados y personal suficiente y formado. Pues a ello, estamos ante un problema de dimensiones insoportables.

Las pulseras telemáticas para garantizar el alejamiento. Es un buen procedimiento para proteger a algunas mujeres, no a todas, eso sería imposible, y creo que no se está utilizando en la medida en la que sería aconsejable. Tengo información que me dice que entre diferentes Comunidades Autónomas hay empresas que no son compatibles con otras y que no garantizan a las amenazadas trasladarse, por miedo, libremente por España. Si es así, es intolerable.

Y Policía, la que haga falta. Nacional, autonómicas, locales, Guardia Civil, todos son necesarios para evitar muertes.

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