Opinión

Una conexión ferroviaria vital para España

Logroño se convertirá hoy en el epicentro de una de las demandas más relevantes en materia de infraestructuras de los últimos años en España: la conexión ferroviaria que ha de unir el Cantábrico con el Mediterráneo. Resulta inaudito que este corredor no haya entrado ya en servicio desde que surgió la idea, hace ahora más de 145 años. En 1994, la entonces ministra de Transportes, Magdalena Álvarez, anunció el relanzamiento de una infraestructura que se encontraba en vía muerta, lo que invitó a pensar que esta conexión saldría del letargo. Sin embargo, aunque se han dado pasos en la buena dirección, lo cierto es que no se han producido con la celeridad esperada. Por este motivo, los Gobiernos de Aragón, Cantabria, La Rioja, Castilla y León y la Comunidad Valenciana, junto con las patronales de esos territorios volverán a alzar la voz y firmarán este jueves, 7 de marzo, un manifiesto para lograr una comunicación a la altura de un país desarrollado en pleno siglo XXI.

Este encuentro, impulsado por cinco Ejecutivos autonómicos y que lleva por título Declaración por la competitividad y desarrollo del Corredor Cantábrico-Mediterráneo 2024, pretende ser una reivindicación justa y necesaria, no solo para los territorios por los que discurrirá esta infraestructura ferroviaria sino para el conjunto del país. Unir el Cantábrico y el Mediterráneo por tren supondría un salto cualitativo para el desarrollo de España, ya que ese trazado conectaría el 25% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional. Su puesta en marcha permitiría dinamizar todavía más la actividad económica de estas comunidades, la haría más eficiente y sostenible (la circulación de trenes eléctricos sería una realidad) y fomentaría la competitividad de las empresas que operan en el cuadrante noreste de la península ibérica en un entorno cada vez más global. Conectar los puertos de Santander y Valencia sería, en definitiva un revulsivo. No obstante, aunque las obras del tramo entre Zaragoza y Valencia avanzan a mejor ritmo y se prevé su conclusión antes de 2030, no ocurre lo mismo con el tramo entre Zaragoza y Santander.

Aragón es, sin duda, una de las comunidades que más se juega con esta infraestructura. Su ubicación estratégica, el impulso del sector logístico en la comunidad y la pujanza de las empresas ubicadas en el territorio hacen imprescindible el desarrollo de una infraestructura que conectaría los principales puertos de la península con la Terminal Marítima de Zaragoza (TMZ). En definitiva, el corredor Cantábrico-Mediterráneo resulta estratégico para Aragón, pero también para un país moderno como España.

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