La división interna en el Real Zaragoza bloquea la venta del club al grupo español con participación de fondos internacionales que el consejero Fernando de Yarza había acordado y que se iba a cerrar el próximo martes. La familia Alierta, por el momento, prefiere apurar todas las posibilidades, con una segunda opción también inmersa de lleno en el proceso y que ya ha llegado a LaLiga, y no ha atendido aún esa primera vía, aunque no la descarta. El objetivo de la parte mayoritaria del accionariado es vender el Real Zaragoza a la mejor candidatura posible para el futuro del club la semana que viene o, a muy tardar, la siguiente.

La opción de que el Real Zaragoza pase a manos del grupo integrado por los hermanos Álvarez del Campo y el abogado Francisco Domínguez, de hecho, lleva meses encima de la mesa del club. El primer contacto entre Yarza y Domínguez fue en diciembre del año pasado en Barcelona, donde, a través de un amigo común, el consejero y accionista del Real Zaragoza y Domínguez hablaron por primera vez de la posibilidad de invertir en la entidad aragonesa, aunque fue en enero cuando se iniciaron las conversaciones formales que derivaron en el esbozo de un primer contrato, en febrero.

Para entonces, el grupo de Domínguez había intentado, sin éxito, hacerse con el Málaga y buscaba otro club de Segunda con prestigio en el que invertir. Como prueba de buena voluntad, el grupo prestó 1,5 millones de euros al Zaragoza para reforzar la plantilla en el mercado invernal de cara a evitar el descenso a Segunda B, lo que habría descartado la operación. Sin embargo, LaLiga no autorizó el gasto y el club devolvió ese dinero al fondo inversor.

Tanto Yarza como Domínguez estaban dispuestos a incluir en el acuerdo una cláusula resolutoria por la que ambas partes se comprometían a pagar 1,5 millones de euros a la otra en caso de que el club encontrara otro inversor más de su agrado o que el grupo se decidiera por aportar su dinero a otra entidad. 

Sin embargo, la falta de consenso en el club sigue sin dar vía libre a una operación que, según el entorno de Yarza, aportaría entre 30 y 50 millones de euros procedentes tanto de los propios hermanos y Domínguez como de fondos internacionales (europeos y latinoamericanos) que respaldarían la maniobra y que permitirían al club acometer el pago de 480.000 euros a Hacienda que ha de satisfacer antes del día 20 y que, en estos momentos, no podría asumir (el grupo inversor ofrecería una señal para hacer frente a este desembolso). 

De hecho, el Real Zaragoza pagó ayer las nóminas de mayo y solo gracias al dinero adelantado por LaLiga (con la que debe negociar el techo de gasto para la campaña venidera) correspondiente al contrato televisivo de la próxima temporada. Además, debe asumir el pago de 14 millones de euros por obligaciones inaplazables.

Hartazgo

Las largas que desde el Zaragoza se estarían dando a este grupo con sede en Barcelona habrían provocado el hartazgo de los inversores, aunque desde fuentes cercanas al propio club también hablan de los constantes cambios de opinión de los compradores. El pasado viernes trasladaron a Yarza su decisión de abandonar la negociación, aunque el consejero les habría convencido para que mantuvieran su oferta con la esperanza de acabar persuadiendo a la familia Alierta, que sigue decidida a apurar la posibilidad de una segunda vía de la que sí tiene conocimiento.

Así que ni hay nada firmado ni la venta del Real Zaragoza parece inminente. Porque el accionista mayoritario no acaba de estar convencido de la idoneidad de vender a un grupo sin nada que ver con el zaragocismo. Y es ahí donde surge la segunda opción, en la que sí habría un zaragocista ilustre y muy querido por la afición. El objetivo de la parte dominante del accionariado es vender el club a la mejor opción y, aunque no se descarta que la entidad acabe en manos del grupo integrado por los hermanos Álvarez del Campo (asturianos pero afincados en Madrid), se aboga por seguir esperando a que la otra vía acabe de culminar su proyecto. Los vaivenes que, sostienen, habrían presidido las actuaciones del otro grupo en las dos últimas semanas, incluso con una marcha atrás en su deseo de hacerse con el club, tampoco habrían ayudado a consolidar su posición en la compra-venta.

En todo caso, la solución definitiva no se demorará más allá de dos semanas, tal y como informó EL PERIÓDICO, que también avanzó la doble vía que aspiraba a hacerse con el Real Zaragoza. La próxima semana o, como muy tarde, la siguiente culminará la cesión de un club más dividido que nunca. Todo apunta a que saldrán todos los que actualmente componen el Consejo, si bien alguna de las dos partes sostiene lo contrario achacando ciertas actuaciones al deseo de algún accionista de seguir formando parte del futuro club. Las desavenencias y las discrepancias son notorias.

Unos sostienen que ya no hay tiempo y que las urgencias económicas del club obligan a no esperar más si no se quiere volver a jugar con fuego en la configuración de una plantilla que el grupo de los hermanos Álvarez y de Domínguez entregaría a JIM y a Torrecilla. La otra parte, sin embargo, defiende la necesidad de apurar, contemplar esa segunda vía y elegir la mejor opción para el Real Zaragoza dada la magnitud y trascendencia de la operación.

Una oferta, otra alternativa con algún zaragocista de renombre detrás y apenas unos días por delante para decidir el futuro de la SAD. Unos aseguran desconocer la segunda vía, que cuenta con el respaldo de LaLiga, y otros la admiten y esperan. Mientras, el grupo inversor se cansa de no ser tomado en serio y amenaza con llevarse su dinero a otra parte.