Con semblante serio y voz rígida, Juan Ignacio Martínez compareció ante los medios para admitir su decepción por el resultado final de un partido cuyo tramo decisivo el Zaragoza no supo interpretar. El técnico alicantino admitió que el punto sumado en Lezama «no me contenta» a pesar de que da continuidad a la buena trayectoria fuera de casa de un equipo que acumula tres meses sin caer derrotado a domicilio (solo lo hizo en el primer desplazamiento de la temporada a Valladolid). «Hemos hecho un muy buen partido y muy serio en un campo difícil ante un equipo que te somete, como ya hizo ante Valladolid y Almería», indicó.

Pero la expulsión de Orozko, según JIM, lo cambió todo. Y para mal. «No sé por qué, pero cuando parece que todo se pone de cara y tienes ventaja al jugar con uno más, no hemos sabido interpretar el juego a partir de ese momento», expuso el preparador zaragocista, que asumía que «nos hemos salido del partido ni hemos sabido interpretar el juego, por lo que estoy muy enfadado».

Su malestar también alcanzaba a la forma en que su equipo ha hecho frente a las maniobras del Amorebieta para proteger su renta en inferioridad numérica. «No se ha jugado desde entonces y ha habido continuas interrupciones. Prefiero jugar contra once porque hubiésemos jugado de tú a tú», reconoció de forma sorprendente.

El campo, "más ancho"

Para analizar la cuestión, JIM cree que «tenemos que estudiar si eso ha pasado por la habilidad del rival y su intento de sacar del partido al adversario y conducirlo a protestas absurdas que no van a ningún sitio». En este sentido, el técnico lamentaba que «nos interesaba continuidad en el juego, velocidad y hacer el campo más ancho. Meterle miedo al Amorebieta». Pero no fue así y el Zaragoza se hacía cada vez más pequeño con el paso de los minutos, lo que resultó definitivo para privarlo de la victoria. 

La polémica falta que dio origen al tanto local también merece un análisis desde el vestuario, aunque JIM resta trascendencia a esa decisión arbitral. «Prefiero hablar con los árbitros en el vestuario porque son personas y se equivocan. La jugada del empate es un poco fortuita, pero no hay que buscar excusas fáciles. Aún quedaba mucho partido», matiza el entrenador, que tiene claro que «los primeros críticos somos nosotros mismos y, aunque era un campo difícil ante un rival que ha logrado buenos resultados como local, te quedas triste por no haber ganado conforme estaba el partido».

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JIM agradeció el respaldo de los más de 500 aficionados zaragocistas que animaron a su equipo en Lezama. «Queríamos brindarles la victoria y darles una alegría en esta pequeña Romareda, pero no ha sido posible. Queremos darles las gracias y confiamos en hacerlo en la próxima reválida en casa».

Pero, antes, el Zaragoza se jugará su permanencia en la Copa del Rey ante el Mensajero, en un partido especial. «Tenemos que pensar en el Mensajero, que nos lo va a poner difícil en una isla, La Palma, que está pasando por una situación dramática».