Luis Carlos Cuartero sale del Real Zaragoza

Natural de Pradilla de Ebro, Cuartero entró en las categorías inferiores del Real Zaragoza y debutó con el primer equipo en la temporada 1992-93 en el estadio del Atlético de Madrid. Desde el curso 94-95 formó parte de la primera plantilla, donde jugó ininterrumpidamente hasta 2009. Fue el capitán que levantó la Copa en 2004 en Montjuic, la última que conquistó el club aragonés.

Tuvo que retirarse de la práctica del fútbol de manera prematura. En octubre de 2006 se lesionó en un entrenamiento el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, pasó por el quirófano y estuvo ocho meses de baja. En octubre de 2007 volvió a sufrir lo mismo. En un partido frente al Villarreal, su bota izquierda se quedó clavada en el césped cuando presionaba a Cani y la plastia de la rodilla volvió a romperse. Nueva operación y diez meses de baja.

El zaragozano volvió a intentarlo y, en marzo de 2008, regresó a los terrenos de juego precisamente ante el Villarreal, jugando de lateral derecho. Pero en abril de 2009 anunció su retirada como futbolista profesional después de 14 temporadas defendiendo la camiseta del Real Zaragoza. Solo Yarza (16) y Violeta (15) le superan con más campañas en el primer equipo y empata con Nieves (14).

Su retirada no supuso un adiós al Real Zaragoza, ya que Cuartero ha seguido vinculado al club desde entonces. Fue un estrecho colaborador de Agapito Iglesias primero y, después, facilitó la llegada a la propiedad de la Fundación Zaragoza 2032 en 2014. Con el empresario soriano tuvo varios cometidos, como consejero y encargado de las relaciones con las peñas, y con la nueva propiedad se integró en la secretaría técnica del club sin puesto definido hasta que en 2016 fue nombrado nuevo director general. Es el puesto que ha ocupado desde entonces en el club.

CARTA DE DESPEDIDA DE LUIS CARLOS CUARTERO

Queridos zaragocistas:

Después de más de treinta años unido al Real Zaragoza, ha llegado el momento de decir adiós. Me marcho con un sentimiento de profundo agradecimiento, que es el único que cabe en mi corazón después de todo lo que he vivido en este queridísimo Club.

Llegué siendo apenas un niño para formarme en la Ciudad Deportiva y bajo la dirección de brillantes técnicos tuve el orgullo enorme de vestir la camiseta del primer equipo; y disfrutar después de momentos históricos, fijados en el alma de todos los zaragocistas. Que guardaré por siempre en lo más hondo de mi ser.

Procuré más tarde ayudar con mi dedicación en momentos que han resultado muy complicados, y a los que ahora, con el cambio de rumbo establecido por la nueva propiedad, pongo punto final, deseándoles toda la suerte del mundo.

Al volver la mirada atrás, solo puedo dar gracias por haber podido participar de este escudo y estos colores. Que estoy convencido que es lo más grande a lo que puede aspirar un futbolista y un profesional. Y que van a seguir siendo mi norte. Dejo un camino sembrado de personas admirables, maravillosas, que me han ayudado a ser sobre todo mejor persona. Siempre tendré presente aquello que me inculcó mi padre de niño, que el zaragocismo de una persona se mide por la lealtad de su corazón y la humildad de su alma hacia los dos pilares más importantes: el escudo y el león.

Me llevo cosido al corazón el cariño inmenso, las innumerables muestras de afecto de todos cuantos me lo han manifestado, orgullo que debo al Real Zaragoza. Y respeto también a quienes, con el mismo respeto, han entendido las cosas de una manera distinta.

Gracias por encima de todo al Real Zaragoza, que ha marcado y marcará el sentido de mi vida y por el que estoy convencido de que merece la pena entregarse. A ello he procurado dedicarme, con el respaldo y la comprensión de los pilares más importantes de la vida: la familia y los amigos.

Gracias de todo corazón. ¡Aúpa Real Zaragoza!