El Periódico de Aragón

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La opinión de Sergio Pérez

El gran desafío de Escribá y el mono que hacía media

Fran Escribá se enfrenta a un proceso de seducción desde su fichaje por el Real Zaragoza y hasta 2024

Raúl Sanllehí y Fran Escribá se miran en la presentación del entrenador. ANDREEA VORNICU

De boca de padres y abuelos, de madres y abuelas, todos hemos escuchado historias fantásticas. Relatos de otro tiempo que nos hipnotizaban y nos transportaban a un espacio único de curiosidad y felicidad infinita. Una de esas evocaciones que han permanecido para siempre en mi memoria contaba las andanzas de unos artistas que, a mitad del siglo pasado, desfilaban por las calles de los pueblos de la provincia de Huesca.

Madre, padre, hijo y un mono a cuestas con el que entretenían a los vecinos con maravillosas ocurrencias, una de ellas ideada para atraer la atención de su público itinerante. Mientras paseaban de puerta en puerta, la cabeza de familia avisaba de su presencia a voz en grito: “Pasen y vean al mono que hace media..., que hace media semana que no comía”. Cuando los curiosos salían a las calles, empezaban con la actuación, luego pasaban la bandeja y continuaban su camino dejando un reguero de distracción y alegría, que falta hacía.

Era una manera muy interesante de captar la curiosidad de sus potenciales espectadores, una forma primitiva y directa de marketing, pero al final un estilo de seducción sofisticado, en tanto en cuanto se sustentaba en el ingenio. Como esa familia hacía en los años 50 del siglo pasado, a un proceso de seducción es a lo que se enfrenta Fran Escribá desde ahora en adelante después de su fichaje por el Real Zaragoza hasta 2024. El entrenador valenciano sustituye a Juan Carlos Carcedo, con el que las cosas no funcionaron desde el punto de vista deportivo y futbolístico. Tampoco desde un prisma más emocional. Carcedo no logró enamorar, más bien lo contrario: aburrir y enfadar a su público.

Fran Escribá posa con una camiseta del Real Zaragoza con su nombre durante su presentación ANDREEA VORNICU

Aparte de conseguir buenos resultados, prioritario en un mundo eminentemente pragmático como el fútbol, Escribá tiene por delante ese otro gran desafío: reilusionar a una afición, la zaragocista, que ha perdido momentáneamente parte de las esperanzas que depositó en la nueva propiedad. Volver a conquistarlos. Recuperar el entusiasmo con victorias y con un juego sugerente y atractivo. Como hacía nuestra familia de artistas con un gracioso juego de palabras.

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