El flan es uno de los postres más tradicionales de la gastronomía española y permite muchas variedades. Es difícil que no guste porque tiene un sabor muy especial y una textura suave, cremosa y única. Por eso es tan valorado. Es fácil de comer y hasta divertido para los más pequeños.

Se puede preparar de muchas maneras. Las más tradicionales son el clásico hecho con huevo o el de café, que tiene más potencia y sabor, aunque también se puede elaborar de queso y, de hecho, es de las formas más ricas.

Por supuesto, existe la tarta de queso, que es otro de los postres indiscutibles de nuestra gastronomía y que además se puede hacer más cuajada o más líquida, casi como la tortilla de patata. Pero también está la opción del flan, que queda espectacular, de forma fácil, sencilla y económica.

Ingredientes

  • Medio litro de leche (preferiblemente entera)
  • 4 huevos
  • 270 gramos de azúcar
  • 200 gramos de queso crema tipo Philadelphia

La receta

Lo primero es preparar el caramelo clásico que acompaña a todo buen flan, sea del sabor que sea. Para ello, en un cazo o sartén mezcla 130 gramos de azúcar con un poco de agua y ponlo a fuego medio hasta que coja ese tono dorado oscuro. Cuando esté, échalo en el molde y pinta los laterales con la mezcla.

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Después es hora de calentar la leche y mezclar el resto del azúcar hasta que haya disuelto por completo. Y ya solo queda el flan como tal. Bate los huevos con el queso crema (que puedes usar más o menos, al gusto) y cuando sea homogéneo simplemente agrega la leche, remueve y al molde.

Solo queda el horno. Precaliéntalo a 180º y hay que poner el molde al baño María durante aproximadamente una hora. Cuando haya terminado, ten cuidado no te quemes y a la nevera durante ocho horas o toda la noche para que termine de coger cuerpo y adquiera esa textura tan característica.