Hogar
Estas son las formas que tiene tu sartén de decirte que le toca la jubilación
Alargar su vida útil puede ser peligroso

Llega un momento en el que las sartenes ya no aguantan. / Freepik
Nos resistimos muchas veces a tirar algunos utensilios que usamos en la cocina. Las bayetas son quizá uno de los ejemplos más claros, que las alargamos en el tiempo demasiado y acaban perdiendo su poder limpiador, aunque también sucede con otras cosas que tenemos por casa.
En el caso de la cocina, uno de los elementos más delicados es una sartén. No porque se vaya a romper con facilidad, que no es el caso porque por sus materiales son bien resistentes, pero sí porque llegará un día en el que ya no darán todo de sí y que se desgastan. Ley de vida.
Cocinar en una sartén que no esté en buen estado puede ser hasta peligroso para la salud y eso por no hablar de los problemas de adherencia o de elementos que se pueden soltar. Sabemos que cuesta desprenderse de ellas, pero llega un punto en el que no queda más remedio.
Una sartén deteriorada puede hacer que los alimentos cambien su olor o incluso su sabor. Además, se pueden generar o no eliminar patógenos que acaben en los alimentos que luego consumimos y que pueden dar lugar a infecciones, bacterias o intoxicaciones.
Las señales más claras
- La sartén está muy rayada. Eso es principalmente por el uso normal y corriente, pero también si empleamos utensilios de metal sobre ella. Hace que sea más difícil de limpiar y que el antiadherente se desprenda. Aparte de que la comida se pegará más, al no estar debidamente higienizada puede haber patógenos.
- El fondo está abombado. Es síntoma de sartén deteriorada y de mala calidad. Urge cambiarla cuanto antes si te pasa.
- El mango ya no tiene solución. La mayoría están anclados a la sartén a través de un tornillo que se puede pasar de rosca o se puede deteriorar por el efecto continuo del calor. Un mango medio suelto es un peligro de quemadura grave muy importante, ya que si se rompe con aceite caliente el resultado puede ser fatal.
- De antiadherente a adherente. Quizá es el síntoma más común. La comida se pega, cuesta darle la vuelta, a poco que haya algo de grasa se queda ahí anclada y no hay manera de sacarla... Tocará cambiarla.
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