La pirámide de alimentos ha sido la guía básica y ampliamente reconocida por todos para el consumo de comida y bebida, tanto que hasta se estudia en las escuelas para que los niños más pequeños se familiaricen desde bien temprano con un estilo de vida sano y saludable. Pero ese gráfico tan famoso está dejando paso al Plato de Harvard, una nueva forma de exponer cómo debe distribuirse la comida.

Su gran ventaja y por lo que está convenciendo a los expertos cada vez más es por su sencillez. La pirámide de alimentos siempre nos orienta sobre el consumo semanal y es más general, estando en la base los imprescindibles para cada día y en la punta los que se deben consumir de forma muy ocasional.

El gran objetivo es reducir el porcentaje de personas que tiene sobrepeso u obesidad, ya que el dato es preocupante. Según el Estudio Nutricional de la Población Española, el 53,6% está por encima de su peso máximo recomendado. Y el 22%, algo más de un quinto de toda la población del país, es obesa, por lo que son más propensos a enfermedades cardiovasculares o a la diabetes. Son datos que hay que mejorar de forma drástica y una de las formas más efectivas es seguir el Plato de Harvard.

¿Qué es?

Se trata de un gráfico que, en vez de tener forma de pirámide, posee la de plato, por lo que es más claro y sencillo de seguir de cara al día a día. Se divide en cuatro partes en las que te dice qué proporción del plato debes llenar con un tipo de alimento en concreto.

Algo más de un cuarto corresponde a los vegetales y para su consumo se deja total libertad salvo por una excepción, que las patatas y las patatas fritas no cuentan. Lo demás está permitido, recomendado y se pueden combinar de la forma que más te guste.

El plato de Harvard.

Debajo y con un poco menos de cantidad se encuentran las frutas. El único consejo es que comas muchas, "de todos los colores". Nuestra recomendación es que sean variadas y que aproveches las de temporada, que serán más ricas y naturales y te permitirá no echar mano siempre de las mismas.

Otro cuarto corresponde a los granos integrales. Y hay que recalcar lo de integrales. Aquí se incluyen el arroz, el pan de trigo o la pasta, pero siempre integral. Hay que evitar la que no lo sea. Será nuestro aporte de hidratos de carbono, pero de una forma más sana, digestiva y saludable.

Por último, el último cuarto del plato es el otro gran grupo que falta: la proteína saludable. Entran los pescados, las carnes, aves, legumbres y las nueces como fruto seco sano. Las carnes rojas y el queso para muy de vez en cuando y los ultraprocesados o por ejemplo el bacon o la panceta, que son excesivamente grasientos, están prohibidos.

Además, se recomienda el uso de aceite de oliva o canola para ensaladas o para cocinar, pero en su justa medida y sin excesos, y también beber agua, café o té sin azúcar o muy poco (se puede endulzar con otras alternativas más sanas). Los lácteos, una vez o dos por día como mucho, lo mismo que el zumo, y se terminaron las bebidas azucaradas y el alcohol.

La pirámide nutricional.

¿Por qué es mejor que la pirámide?

Varias son las razones por las que es más completo y que suponen ventajas con respecto a la pirámide. La primera y quizá la más visual es que es más sencilla. La pirámide es una guía semanal o más dilatada en el tiempo y orienta de forma general sobre los alimentos a tomar cada día u ocasionalmente. Sin embargo, el Plato de Harvard es un manual para el día a día y para coger un hábito.

Pero en cuanto a lo que comemos y bebemos también tiene varias ventajas:

  • Siempre se come variado. Es muy común organizarse las comidas y cenas por semanas. Un día se come verdura, otro pasta, otro un guiso con pescado, otro legumbres... Con el Plato de Harvard, aunque se vaya variando, se echa mano de vegetales, proteínas e hidratos y en cantidades saludables.
  • Los vegetales y frutas son el 50%. Es clave para una alimentación sana, para regular el tránsito, para consumir agua y azúcares de forma natural e ingerir alimentos poco calóricos. Poco se puede decir, son todo bondades y beneficios.
  • Hidratos en su justa medida. Con el 25% bastará para coger la energía del día. Aparte hay que tener en cuenta que antes ya hemos tenido el desayuno, que nos habrá ayudado mucho. Y sobre todo, que sean integrales, ya que son más saludables y, por si fuera poco, tienen más efecto saciante.
  • Menos carnes rojas. La ternera, muchas partes del cerdo, pato... Ha habido controversia con su consumo y la opinión generalizada entre los expertos es que debe ser de forma muy moderada. Con este método se limitan mucho más y las proteínas proceden de fuentes más sanas como de las carnes blancas, las legumbres o los frutos secos.
  • Desaparecen las grasas ultraprocesadas. Con la pirámide los dulces, la bollería, las grasas untables como la mantequilla o los snacks están permitidos de forma ocasional, pero de este modo no. Como grasa se permite el aceite de oliva y en cantidades moderadas. Con el oro líquido bastará.
  • Agua y más agua. Es la bebida más sana y así debe constar en nuestra dieta diaria. El té y el café sin azúcar o con muy poco también son opciones sanas, pero sobre todo el alcohol desaparece, algo que no sucede con la pirámide, que asegura que se puede tomar de forma esporádica y responsable.

¿Por qué es especialmente bueno para los niños?

Lo primero y más importante, si es sano y equilibrado para los adultos, también lo es para los niños. Pero también tiene otros beneficios para los más pequeños y hasta un gráfico propio para ellos, más visual y divertido.

El Plato de Harvard en su versión para niños.

A la hora de su estudio, el Plato de Harvard es más sencillo y fácil de aprender que la pirámide, lo cual supone una ventaja para ellos y ellas.

También supone una forma más fácil de enseñarles los valores de la dieta equilibrada. Lo captan rápido si cada semana comen de forma variada, pero es mucho mejor que se reduzca el periodo de tiempo al propio día.

Aparte, es muy positivo que cada día se acostumbren a comer la mitad del plato de verduras y frutas y que se limiten los hidratos y las proteínas.

Ahora bien, hay que tener especial cuidado con tres aspectos. El primero es que los frutos secos no se pueden comer enteros si son pequeños por seguridad. Otro, que si come en el colegio se debe intentar compensar el resto del día. Y el último, mucho cuidado con las excepciones, porque pueden terminar en mal hábito.

La importancia del ejercicio físico

Y hasta ahora lo hemos pasado de puntillas, pero no debe ser así. En el propio gráfico explicativo del Plato de Harvard se especifica bien claro que es clave hacer ejercicio para mantener un modo de vida saludable.

Lo hemos comentado muchas veces, con la dieta solo no basta. De este modo estaremos más sanos y aparte podremos perder esos kilos de más hasta conseguir un peso óptimo e ideal.