Así como los perros suelen ser libros abiertos y animales que no tienen problema en expresar sus necesidades en todo momento, lo mismo no se puede decir que los gatos.

Son mascotas mucho más discretas, mucho más enigmáticas y que pocas veces (salvo en el caso de demandar comida) suelen decirnos claramente qué es lo que quieren. Y si están enfermos o tienen algún problema todavía es más complicado.

Sin embargo, van dejando pistas de qué les puede ocurrir a través de sus comportamientos o cambiando ciertos rasgos físicos. Si ves alguno de estos problemas preocúpate y, sobre todo, acude a un veterinario.

Animales de costumbres

Los gatos hay que tener en cuenta que son animales con ciertas normas. Siempre tienen un lugar destinado a hacer sus necesidades, no les gusta estar encerrados, odian que las puertas estén cerradas porque les priva de una sensación de libertad que requieren para estar tranquilos...

Y sobre todo, suelen ir pasando por el ciclo de dormir, el de comer y el de jugar. Por ello, si en algún momento modifican de algún modo alguna de las tres échale un ojo porque puede que no esté bien. Por ejemplo si pierde el apetito, si lleva unos días sin jugar o menos activo o si se pega el día durmiendo.

También hay que estar pendiente de la piel. Debe ser rosácea o negra y el pelaje debe estar en buen estado. Si se lame demasiado puede ser por arañazos o costras y, si pierde más pelo de lo normal en épocas en las que no debería hacerlo es un síntoma claro de que no está bien del todo.

Es importante también comprobar la salud de su piel porque puede ser que haya sido afectado por algún parásito, como por ejemplo por pulgas.

Más signos

Si beben mucha agua, si no tienen apetito, dejan de orinar, tienen diarrea o vómitos (que pueden indicar problemas renales, no solo una mala digestión) también hay que estar alerta y, por supuesto, acudir a un veterinario que evalúe a nuestro pequeño felino.

De hecho, hasta es posible que nuestro peludo amigo tenga incluso diabetes, que es una enfermedad que también pueden tener y que no es exclusiva de los humanos.

La sangre es un síntoma importante de preocupación. Si es en la orina puede indicar infección y, si es por la boca, un problema que puede ser más grave.