A Julio Calvo no le gustan las «palmadas en la espalda» de Jorge Azcón. O lo que es lo mismo, las reiteradas promesas incumplidas del alcalde de Zaragoza. Es lo que ha sucedido con las enmiendas, mociones y propuestas que Vox ha ido presentando durante este año y que han sido apoyadas por PP y Cs (los liberales se han descolgado en alguna ocasión) pero que  han acabado en el cajón de los olvidos. 

La ultraderecha aprobó el presupuesto de 2021 confiando en que Azcón cumpliría con sus exigencias. Es el precio que tiene que pagar a diario para tener la mayoría plenaria. Sin embargo, ninguna de las acabaron reflejadas en las cuentas de 2021 se han llevado a cabo, por lo que el portavoz de Vox entiende «que no sirve de nada apoyar los presupuestos» y se plantea votar en contra en 2022. «Nos aprueban las enmiendas como el que nos da una palmada en la espalda, porque luego no se gastan ni un euro», critica.

Baja ejecución

Para demostrar esta afirmación, el portavoz de Vox recurre a la ejecución del presupuesto. A 1 de diciembre, el Gobierno de PP-Cs se ha gastado el 42% de las inversiones previstas, 32,4 millones de los 77,9 que reservó para actuaciones en la ciudad. Todavía menos en el área de Urbanismo, donde Vox es más cicatero y exigente de lo habitual. Tanto que consiguió que su concejal, Víctor Serrano, renunciara a la supermanza de la plaza San Francisco o a la reforma del entorno de la iglesia de Santiago. En este caso, de los 33 millones, se han utilizado solo 6,6.  

En ese amplio porcentaje de partidas sin ejecutar se encuentran las de Vox, así que la ultraderecha considera que es una pérdida de tiempo negociar unas cuentas que se van a quedar en papel mojado. Por ello, Calvo avisar de que «casi seguro» votarán en contra del próximo proyecto de presupuestos.

Sería la única manera de tumbarlos, de dejar a Azcón en una situación complicada en año preelectoral porque, bien es sabido, en año de elecciones las cuentas se suelen prorrogar, salvo que haya gobiernos de mayorías, que no es el caso. PP y Cs necesitan a la ultraderecha para todo, están atados a sus dos concejales porque la opción de buscar a la izquierda está completamente descartada. Mucho tendrían que cambiar las cosas en el consistorio para que sucediera.

Calvo, que acostumbra a buscar el diálogo y las alternativas antes de adoptar una decisión, está dispuesto a sentarse a negociar, pero quiere hacerlo directamente con el alcalde, no con la titular de Hacienda, María Navarro, la responsable de cuadrar las cuentas. 

Será a Azcón a quien le traslade sus líneas rojas, que «son las mismas que este año», como las actuación en Pignatelli y Zamoray, en los polígonos o a la regeneración de los barrios. Sin olvidar que tendrán que hacer un «importante recorte en gastos».