Dicen que Zaragoza es una de las ciudades de España con más semáforos. Pero se dice siempre desde la perspectiva del coche. Desde que los vehículos de cuatro ruedas colonizaran las ciudades hace ya varias décadas, el peatón ha perdido su espacio. Y los paseos que antes podían darse sin temor y sin esperas ahora se ven condicionados por el ir y venir de los automóviles. Por ello, este que les escribe ha querido salir a la calle a cronometrar cuánto tiempo pierde un ciudadano de a pie, dicho así con toda la intención, esperando a que las luces rojas se tornen verdes.

Publicaba Carles Cols en El Periódico de Cataluña, perteneciente al mismo grupo que este diario (Prensa Ibérica), que se estima que el 20% del tiempo que los peatones pasan en la calle están parados en un semáforo en rojo. Por ello recorrió el paseo de Gràcia de Barcelona para comprobar cuánto tiempo perdía él. El resultado osciló entre el 11% y el 19% del tiempo total de la caminata. Veamos lo que ocurre en Zaragoza.

En la capital aragonesa hay un total de 14.207 semáforos, de los que 5.172 son para peatones. El recorrido seleccionado para calcular cuánto tiempo nos retienen estas luces comienza en plaza España y termina en el parque Pignatelli, por lo que atravesaremos todo el paseo Independencia y todo el paseo Sagasta.

El primer obstáculo llega pronto. Entre la fuente central de la plaza y la acera donde está El Corte Inglés de Independencia está el primer semáforo. A los peatones les concede unos 30 segundos para cruzar. A los coches el doble. Primera parada.

En el cruce del paseo de la Constitución en plaza Paraíso está uno de los semáforos más lentos. | ÁNGEL DE CASTRO

Una vez en el paseo Independencia las paradas las que obliga el tráfico son pocas. Esta vía se encuentra con la calle San Miguel, Zurita, San Clemente, y la plaza Santa Engracia, pero para cruzarlas el peatón tiene siempre preferencia, por lo que si ningún conductor maleducado decide saltarse la norma y no esperar, el paseo es plácido hasta la plaza Paraíso. En el paso de cebra del paseo Constitución es donde se tuerce todo.

Ahí, mirando el edificio de la sede de Ibercaja o la vida pasar, dependiendo de lo melancólico que esté uno, los paseantes deben esperar unos 45 segundos a que los coches paren. Eso en el primer semáforo, porque seguidamente llega otro en el que habrá que estar otros 15 segundos que se hacen muy largos teniendo en cuenta que estás en una de las esquinas más ventosas de Zaragoza. Y en enero, a 3 grados centígrados, toda espera se hace eterna. Se pone verde. Seguimos.

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El siguiente, el que sirve para acceder a la isla en la que está El Corte Inglés cruzando Damas, nos da vía libre y no hay que esperar, pero para llegar hasta Sagasta otra luz roja obliga a detener nuestros pasos. Una vez allí, la caminata se torna de nuevo agradable. Por delante, vía despejada, aunque hasta el parque Pignatelli todavía tendremos que parar en más de una ocasión: en el cruce con Goya, más de un minuto (y para pasar el peatón solo dispone de 20 cortos segundos); y en el cruce con el Camino de las Torres, otros 45 segundos. Quieto sintiendo el cierzo en la cara.

En total, sumando todas las esperas que conlleva respetar las normas de circulación, salen 4 minutos y 20 segundos de un recorrido que, según Google Maps, cuesta 21 minutos realizar (un tiempo que coincide con el que tardó este que les escribe). Así, del total de la caminata, alrededor del 20% del tiempo pasó (para no volver) esperando a que una lucecita cambie de color. Los resultados de este experimento no son extrapolables a otros recorridos ni a otros humanos. Pero para tratarse de dos vías, Independencia y Sagasta, que llevan el nombre de paseo, defraudan un poco.