Los vecinos de la calle Valle de Zuriza, en el zaragozano barrio del Arrabal, piden ayuda al ayuntamiento para terminar con los problemas de ruido y vandalismo que está originando el potrero situado en la explanada de la Estación del Norte. Estas instalaciones, que contienen una pista de minibásket, están siendo utilizadas fuera de su horario más allá de las 21.00 horas. Y siendo que apenas hay 20 metros de distancia entre la pista y las viviendas, conciliar el sueño se está convirtiendo en una misión cada vez más difícil.

El ruido molesta a los vecinos del número 25 de la mencionada calle, puesto que son los que están justo en frente del potrero. Hacia ese lado dan, además, muchos de los dormitorios del edificio. «Además del ruido de los balones botando, muchas noches hay grupos de jóvenes que se meten ahí para hacer el loco», denuncia un vecino del bloque, que prefiere mantenerse en el anonimato.

En más de una ocasión, lamenta, han tenido que llamar a la Policía para despejar el potrero. «Hay muchos bares en la zona que cierran tarde por la noche y luego, después de su cierre, los jóvenes se meten a la pista a continuar con la juerga, lo que supone que este lugar se convierta en una zona conflictiva de peleas y robos», denuncian también en un escrito.

Cartel informativo a las puertas del potrero de la calle Valle de Zuriza, que informa de que a partir de las 21.00 ya no se puede usar. ÁNGEL DE CASTRO

Según explican los vecinos, se han puesto en contacto con la Junta de Distrito de El Rabal en más de una ocasión. El concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, también estuvo en la zona el pasado año para recoger la impresión de los habitantes de la zona. Pero por el momento la solución no ha llegado.

«Desde el principio dio problemas este potrero», cuentan los vecinos. Su propuesta es mover estas instalaciones y llevarlas al parque del Tío Jorge, situado a unos 500 metros de este mismo lugar. «Allí hay una pista de fútbol en mal estado y podría reformarse para albergar estas instalaciones. Allí no molestan a nadie», dicen.

«Todo son promesas y los problemas continúan. Los vecinos seguimos sin descansar por las noches», lamentan.