Malas noticias para Zaragoza. La plantilla del autobús urbano ha decidido endurecer la huelga a partir del día 14, después de 621 días acumulando jornadas de paros que pasarán a ser de seis horas diarias. Son tres más que hasta ahora y se repartirán en franjas de dos horas por la mañana, al mediodía y por la tarde, coincidiendo siempre con las horas punta. Así hasta el próximo 8 de enero. La buena noticia, por decir algo, es que desde este jueves y durante los próximos once días no habrá paros.

El resultado del referéndum ha sido claro, con un 79,89% de los votos a favor de la propuesta de las secciones sindicales. A diferencia de lo que sucedió en la última votación de julio, en la que participó tan solo un 47% de la plantilla, esta vez el 71,02% de los 1.239 trabajadores han acudido a las urnas. De estos, 703 han votado a favor de recrudecer la huelga, frente a los 161 que lo han hecho en contra. La abstención ha alcanzado el 28,97%, hasta 359 papeletas.

La votación se celebraba en un momento de máxima tensión, después del último intento entre Avanza y la parte social de llegar a un acuerdo en un encuentro que propició el ayuntamiento y que solo sirvió para evidenciar que el conflicto está completamente enquistado. Había muchas expectativas y la decepción fue mayor.

Las declaraciones del alcalde, Jorge Azcón, y la concejala de Movilidad, Natalia Chueca, en las que responsabilizaban a los representantes de los trabajadores del fracaso de las negociaciones del convenio colectivo (2020-2024) tampoco han ayudado a calmar los ánimos, al contrario.

Una huelga más dura y agresiva

La huelga del bus adquiere ahora un nuevo rumbo. Será mucho más dura, más agresiva, y nada hace indicar que el conflicto vaya a resolverse a corto plazo. Así que la pregunta del millón es qué va a pasar ahora, qué se puede hacer en una negociación atascada desde hace meses y con dos partes que no se entienden.

La nueva convocatoria de paros les obliga a reunirse en el Servicio de Mediación y Arbitraje (SAMA) antes del día 14, aunque poco o nada se espera de ese encuentro. La alternativa que queda es que recurran de forma voluntaria a un proceso de arbitraje en el SAMA y someterse a una decisión arbitral vinculante.

Para ello tendrían que documentar las cuestiones que se someten a arbitraje, expresando su compromiso de aceptar la decisión arbitral y la renuncia a convocar y celebrar huelga, así como a utilizar las vías judiciales o administrativas hasta que se obtenga la resolución arbitral. Esa alternativa no está sobre la mesa actualmente, al menos no para el comité.

Más esperas en las paradas

Así que no queda otra que armarse de paciencia en las paradas, porque el tiempo de espera va a ser mucho mayor. Los usuarios no son los únicos perjudicados por la falta de entendimiento entre empresa y comité y los bolsillos de los conductores, ahora sí, van a verse afectados.

Con las jornadas de paros de una hora y en semanas alternas, los empleados dejaban de ingresar de media 23 euros por hora. Esto sucedía porque la huelga estaba diseñada para que su reparto fuera equitativo y no afectará siempre a los mismos empleados. De ahí los horarios tan cambiantes. Por ello, ningún conductor paraba el 100% del tiempo convocado porque el ayuntamiento les obliga a terminar el recorrido de la línea antes de llegar a las cocheras, donde empieza a contabilizarse el tiempo que deja de prestar el servicio. Así que, de media, paraban entre 15 y 25 minutos. Ahora, al ampliarse a dos horas, el tiempo sin servicio será mucho mayor y, por tanto, las pérdidas también.

¿Quién tiene la culpa en el conflicto del bus urbano de Zaragoza?

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Tensión entre la plantilla del bus

Una situación que generará más tensión todavía entre una plantilla que lleva 21 meses en huelga y que no ha podido votar la propuesta del servicio de mediación, que suponía una subida del 8,5% del salario y un 12% en variables, porque el comité se negó. Con el referéndum de ayer entienden que ha sido rechazada.

Usuarios del bus acceden al vehículo en la plaza Mozart de Zaragoza. Jaime Galindo.

Desde el comienzo de la huelga, el 20 de febrero de 2021, se han descontado 42.500 horas de servicio en 181 jornadas de paros. En total se han celebrado 50 reuniones en cocheras y otras 37 en el SAMA. Todas ellas con el mismo resultado. Avanza cuantifica en más de un millón el coste de la huelga, solo el mes de septiembre fueron 400.000 euros, cuando los paros se ampliaron a todos los días.

La propuesta del SAMA

En septiembre parecía que el acuerdo estaba cerca y el SAMA decidió presentar una oferta que podía convencer a ambas partes, siempre con un margen de negociación. Planteaba una subida fija, algo que rechaza la parte social, que exige una cláusula de revisión que garantice el 90% del IPC real.

Avanza la aceptó pese a que el impacto económico estimado se disparaba hasta los 9,2 millones de euros, como adelantó EL PERIÓDICO, de manera que la masa salarial pasaría de los 53,6 millones de 2019 a los 62,9 en 2024. Un aumento que no es baladí porque el contrato con Avanza finaliza a finales de 2023 y este coste extra tendrá que añadirse en la próxima licitación.

Según la empresa, con este planteamiento un conductor con un salario medio de 34.500 euros brutos en 2020 podría llegar a cobrar 40.400 euros a finales de 2024; el que percibía 35.800 euros ingresaría 41.800 euros y el que ganaba 37.100 euros se embolsaría 43.300 euros. En resumen, que en cuatro años el incremento podría llegar hasta los 6.000 euros.

La propuesta de la parte social elevaría los sueldos hasta los 8.000 euros en cuatro años, según las estimaciones de Avanza y que desde el comité niegan. El incremento salarial que reclama la parte social en cuatro años --incluidos los complementos-- sería del «26%» y el coste total ascendía a los 15,1 millones de manera que los sueldos medios se elevarían de los 34.500 euros brutos de 2020 a los 42.700, de los 35.800 a los 44.200, y de los 37.100 a los 45.700.