la gestión de los espacios públicos

El Ayuntamiento de Zaragoza busca alternativas para poder abrir una churrería en pleno Independencia

Un puesto se adjudicó para vender churros pero Urbanismo no le otorgó la licencia

El consistorio adjudicó estas casetas del paseo hace más de dos años y siguen cerradas

Quiosco situado frente a El Corte Inglés en el que se prevé abrir una churrería. | EL PERIÓDICO

Quiosco situado frente a El Corte Inglés en el que se prevé abrir una churrería. | EL PERIÓDICO / EL PERIÓDICO

El Periódico de Aragón

Hace ya más de dos años que el Ayuntamiento de Zaragoza adjudicó la explotación de tres quioscos en el paseo Independencia después de un proceso de licitación que tenía como objeto impulsar la reapertura de estos puestos, cerrados desde hace ya tiempo. La idea del área de Servicios Públicos era reorientar el uso de estos puestos que antaño vendían prensa y que, cuando abran, venderán artículos de artesanía, frutos secos y churros.

Y este es precisamente el problema con el que se han topado los quioscos ya adjudicados. Vender masa frita obliga a tener una salida de humos, por lo que el adjudicatario hizo obras en el quiosco destinado a convertirse en una churrería (que está justo en frente de El Corte Inglés de Independencia). Pero Urbanismo le denegó la licencia ambiental de actividad por incumplir la normativa en materia de protección «del medio ambiente atmosférico».

Esto ocurrió hace ya un año y el ayuntamiento todavía no ha encontrado una solución para permitir que abra este puesto reconvertido en churrería, siendo que el adjudicatario ganó el concurso con esta propuesta, que fue avalada por el área de Servicios Públicos y que ahora se topa con la negativa de Urbanismo.

La solución es compleja, puesto que la normativa municipal establece que la evacuación de humos debe hacerse mediante campanas de extracción y de una chimenea cuya boca debe estar situada, por lo menos, «un metro por encima de las cumbres de los tejados, muros o cualquier otro obstáculo o estructura distante a menos de 10 metros».

Asimismo, las bocas de las chimeneas situadas a distancias comprendidas entre 10 y 50 metros de cualquier construcción, «deberán estar a un nivel no inferior al borde superior del hueco (apertura, ventana o balcón) más alto que tenga la construcción más cercana». Estas dos cuestiones son las que esgrimieron los técnicos de Urbanismo para denegar la licencia.

Solo uno sigue vendiendo prensa

El adjudicatario recurrió la decisión, pero también se rechazaron las alegaciones presentadas. Y ahí siguen los funcionarios buscando una solución para permitir la apertura del puesto, que podría pasar por mover unos metros el quiosco.

El problema es que la negativa para conceder la licencia de actividad a este puesto, situado a la altura del número 11 del céntrico paseo, está lastrando la apertura de otros dos puestos en la misma zona, que se adjudicó el mismo empresario. Son el del número 30 de Independencia, que está destinado a convertirse en una tienda de artesanía, obras de autor, flores y cactus; y el del número 8, justo enfrente de la tienda de Stradivarius, que venderá frutos secos.

En la actualidad, salvando el quiosco de la plaza España, que sigue dedicándose a la venta de periódicos, no hay ninguno de estos puestos abiertos en el paseo Independencia, ya que el que se sitúa justo en frente del edificio de Correos cerró hace justo un año tras la jubilación de su propietario. Antes de ese, clausuró también el que está en la plaza Paraíso, frente al Paraninfo, en el que se había instalado un punto de venta de flores, que era el que antes estaba en la plaza Salamero.

Y mientras en Independencia sigue el atasco, en el parque José Antonio Labordeta prosigue la reconversión de los antiguos quioscos en restaurantes. El primero que reabrió, el de la entrada, es ahora una Tagliatella, y otros dos siguen en obras para empezar a funcionar en los próximos meses con una estética y un modelo de negocio muy alejado del tradicional.