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Iglesia en Zaragoza | El Cabildo se hace coleccionista de armas para poder mantener las bombas del Pilar

El clero zaragozano incumplía hasta ahora el decreto que regula la tenencia y exhibición de este tipo de artefactos bélicos

Los obuses se han registrado como armamento «histórico», pero uno no es original

Un libro que pone fin al misterio de las bombas del Pilar

Las dos bombas expuestas junto a la Santa Capilla del Pilar, ahora registradas como armas históricas.

Las dos bombas expuestas junto a la Santa Capilla del Pilar, ahora registradas como armas históricas. / ÁNGEL DE CASTRO

Iván Trigo

Iván Trigo

El Cabildo Metropolitano de Zaragoza se ha registrado como coleccionista de armas. Según ha podido saber este diario, fue entre finales del año pasado y principios de este cuando la entidad eclesiástica –que rige la basílica del Pilar y la Seo– solicitó ante la Guardia Civildarse de alta en este listado con un objetivo: seguir custodiando las dos bombas de aviación que se exhiben dentro del templo mariano justo al lado de la Santa Capilla de la Virgen del Pilar. El pasado mes de febrero consiguieron la autorización por parte del instituto armado.

Así, los dos obuses expuestos se han registrado en el libro de coleccionistas de armas, señalando además que las armas están descargadas e inertes, como no podía ser de otra manera, por otra parte.

Después de la polémica en torno al cumplimiento de la ley de Memoria Histórica al respecto de las dos bombas, el Cabildo ha tenido que dar este paso puesto que, de lo contrario, estaría incumpliendo el Reglamento de armas que, por otra parte, se aprobó en 1993. Así que llevan más de 30 años incumpliéndolo.

Según consta en la norma que regula el uso y tenencia de armas, se considera coleccionista a toda persona física o jurídica «dedicada a reunir y conservar armas, componentes esenciales o municiones con fines históricos, culturales, científicos, técnicos, educativos o de conservación del patrimonio». Los dos obuses expuestos en el Pilar se han catalogado como «históricos» por lo que, según el reglamento de 1993, se trata de un arma de fuego «que se signifique especialmente por su relación con un hecho o personaje histórico relevante, convenientemente acreditada».

Pero esta definición de «arma histórica», que es lo que el Cabildo posee ahora como coleccionista de armamento, no encaja con la realidad por dos cuestiones. La primera es que los obuses que cuelgan dentro del templo son bombas de aviación, por lo que tendrían que tener la consideración de «armas de guerra». Y la segunda es que, según han demostrado científicamente ya varios investigadores, al menos una de las dos bombas no es original, por lo que no puede estar «convenientemente acreditada» como exige el reglamento.

Proyectiles diferentes

Y es que los tres proyectiles que se recuperaron después del bombardeo de un avión republicano sobre la basílica del Pilar el 3 de agosto de 1936 –dos semanas después del inicio de la guerra civil– eran diferentes. Así consta en el informe que redactó el conservador del templo, Teodoro Ríos, y así se observa también en las imágenes de la época.

Por lo tanto, uno de los dos obuses expuestos es una reproducción. Y es que, en un primer momento, dentro del templo solo se colocó para su exhibición una de las bombas, que fue la que el arzobispado recepcionó por parte del ejército sublevado, que donó a la Iglesia «como prueba palpable» del supuesto milagro de la Virgen del Pilar, que impidió, según la versión religiosa de la historia, que las bombas explotaran.

Es más, en el cartel situado justo debajo de las dos bombas dentro del Pilar hay un detalle muy curioso. El texto dice: «Dos de las tres bombas arrojadas contra el S. T. M. Pilar el día 3 de agosto de 1936». Sin embargo, la palabra dos aparece escrita sobre un papel que se pegó sobre la inscripción original, en la que posiblemente ponía, originalmente, una. Es decir: «Una de las tres bombas arrojadas...». 

Cartel  bajo las bombas, con un ‘dos’ pegado sobre el texto original.

Cartel bajo las bombas, con un ‘dos’ pegado sobre el texto original. / iván trigo

En los últimos años, las dos bombas expuestas dentro del Pilar han estado en el centro de la polémica tras la petición de un particular que solicitó su retirada para cumplir así con las leyes de Memoria Democrática. El argumento entonces era que los dos proyectiles –uno de ellos falso– se utilizaron por parte de los fascistas para aglutinar a la población en torno a la causa del ejército encabezado por Franco. «Juremos exterminar a todo el que sea enemigo de nuestro Dios, de nuestra Virgen. No es hora de contemplaciones», rezaba la prensa de la época afín a los sublevados.

Memoria democrática

Pero el Gobierno de Aragón, entonces en manos del PSOE, rechazó que la exhibición de las bombas incumpliera la ley de Memoria Democrática –sí que obligó al Cabildo a ocultar un texto del templo que hacía mención a la «guerra de liberación de la patria»–. Pero una vez cerrado ese capítulo, el Cabildo se ha encontrado con la situación de que la exposición de las bombas incumple el reglamento de armas aprobado hace tres décadas.

Ahora, con la inscripción del Cabildo en el registro de coleccionistas de armas, la Iglesia cumple con la ley. Aunque según ha podido saber este diario, dentro del clero no todo el mundo está conforme con que una institución cuya misión es difundir un mensaje de paz aparezca en un listado como poseedor de armamento. 

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