Mientras algunos zaragozanos seguían preguntándose por el origen de los contenedores blancos que --según una de sus leyendas-- aspiran a "un mundo mejor", el Ayuntamiento de Madrid informó ayer de que, solo durante los seis primeros meses del año, han retirado de la vía pública casi 800 puntos de recogida de ropa y calzado usados. Una de las razones que ha motivado su clausura es no contar con los correspondientes permisos municipales, como ocurre en el caso de los de Zaragoza. Otra, el uso fraudulento que, bajo la apariencia de una acción humanitaria y en nombre de oenegés ficticias, se hacía de las prendas para revenderlas después, a veces en otros países.

En la capital aragonesa y al margen de campañas puntuales de algunas entidades, no existen propiamente contenedores para la recogida de ropa y calzado. FCC, responsable de los otros contenedores, lleva las prendas que se dejan en sus puntos limpios a oenegés. Además, Ainkaren, el albergue municipal, El Refugio o Federico Ozanam prestan este servicio en Zaragoza.