Fernando Molinos es un profesional prestigioso, de larga trayectoria en el fútbol y de reconocido buen hacer en el Espanyol. Será el presidente ejecutivo del Real Zaragoza los dos próximos años y el hombre elegido por Agapito Iglesias para capitanear el club y ser su cabeza visible. Su contratación responde a la inaplazable necesidad del propietario de remodelar por completo la entidad e introducir aire fresco y nuevas caras ante el rechazo tan mayoritario que su figura suscita. Molinos es un profesional respetado, con conocimientos deportivos y empresariales y con pasado zaragocista. Es un personaje que puede reunir consenso y cuya tarea principal será guiar al Real Zaragoza por la buena dirección, que es justo la contraria por la que lo ha llevado la persona que lo va a contratar y, a la postre, dueño de la sociedad anónima.

El fichaje de Molinos será bien recibido. Este club necesita como ninguno una regeneración absoluta y reunir a personas con motor y aptitud suficiente para llevarla a cabo. Pero como tantas otras veces y con tantas otras decisiones, mayores, menores y de todo tipo, la clave para que la operación sea exitosa radicará en la posición que Agapito adopte en el futuro y la capacidad de maniobra real que conceda al nuevo presidente, que debe ser total. A Molinos hay que pedirle que cuando aterrice en el Real Zaragoza lo haga con ánimo renovador, personalidad, criterio propio y sentido común. Y que nunca jamás comulgue con las peores ruedas de molino de Agapito.