La Policía Nacional desarticuló anteayer una trama defraudadora en una empresa siderúrgica que, de no haber llegado a descubrirse, podía haberse calificado de perfecta. Quince personas han sido detenidas, las cuales formaban parte del habitual engranaje de recogida, entrega y selección de la chatarra, si bien esta cadena provocó un agujero, supuestamente, de dos millones de euros a la empresa Arcerlor, situada en el polígono de reciclaje de La Cartuja (Zaragoza).

El modus operandi de los arrestados, según fuentes policiales, era el de introducir en el interior de los camiones llenos de hierros una serie de materiales estériles, como puede ser la tierra, que era vendidos a la empresa. Allí sus trabajadores daban por bueno el peso irreal para, posteriormente, repartirse entre todos el dinero. En este contubernio participaban camioneros, clasificadores, gruistas, pulpistas y palistas.

La investigación comenzó en marzo después de que Arcerlor interpusiera una denuncia en la Policía Nacional ante la sospecha de que se estuvieran produciendo una serie de irregularidades por parte de sus empleados y de otros trabajadores del sector.

ALARMA

Desde esta compañía reconocieron a este diario que las alarmas saltaron cuando la cantidad de ferralla que entraba en los hornos no producía lo que tienen calculado. Asimismo, una máquina que utilizan como limpiadora comenzó a retirar un "volumen importante de desperdicios". Una suposición que se saldaba en la operación Lingotes, tal y como publicó Heraldo.

De todos los arrestados por el Grupo de Robos y de Atracos de la Unidad de Delincuencia Violenta, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, destacan tres hombres, que trabajaban como clasificadores --el primer control de calidad de la chatarra--. Y es que, al parecer, los problemas a la hora de repartirse el botín llevaron a uno de ellos a contratar a unos sicarios para que dieran una paliza a su compañero. La víctima denunció un robo con violencia, que, en un primer momento, hizo pensar a los agentes que los ladrones se habían equivocado de objetivo. Posteriormente descubrieron que detrás había una venganza.

El contratante de este "servicio" trabajaba en Arcerlor Zaragoza, si bien era natural de la localidad toledana de Illescas, en donde vivían los tres matones. A uno de ellos, le intervinieron una pistola falsa que usaba para intimidar. Estos también fueron capturados, sumando la operación 18 arrestos.

La operación policial continúa abierta y no se descartan más detenciones, por lo que el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, Rafael Lasala, mantiene secretas las actuaciones. A lo largo de hoy podrían ser puestos a disposición del magistrado como imputados de un delito continuado de estafa.