Hablaba ayer Popovic del culebrón del verano y se refería a Willian José y Jaime, dos de los futbolistas con los que contaba para la plantilla pero en cuyo regreso hay más trabas que certidumbres. Lo que va para serial, no obstante, es el asunto de Jesús Vallejo, sin duda el tema que más preocupa al zaragocismo, cuestión peliaguda, bien delicada, que abre debates de esos que no se cierran. En el trasfondo se halla la delicada situación económica del Real Zaragoza, empujado por su presente a meditar operaciones impopulares. Ahora está obligado a pensar en la venta de la perla de la cantera, en la marcha prematura de uno de esos jugadores que surgen cada muchos años; está apremiado para reflexionar sobre la manera de evitarlo y las inconveniencias de hacerlo; sobre todo, necesita garantizarse que su salida no parezca una subasta. Bien se sabe que el corazón fiel no entiende de números y quizá por eso se van entregando mensajes con suavidad, para que la asunción de la realidad resulte más ligera.

Da la sensación, de todas formas, de que Vallejo está cada día un poco más lejos. Es porque el Zaragoza no se atreve a desmentir de manera tajante su salida, por las ofertas que sobrevuelan, o por aceptaciones como la de su entrenador, que hace dos semanas veía bien factible su continuidad y ayer desandó esperanzas. "Yo no vivo de rumores. Para mí, Vallejo está hasta el día 3 de vacaciones", respondió primero incómodo cuando le preguntaron por el capitán. Pero en la sala de prensa le insistieron. "¿Se imagina al Barcelona sin Messi y al Madrid sin Ronaldo? Sí, se imagina también", dijo antes de hilar su razonamiento: "Con todo el respeto a Vallejo digo que el Real Zaragoza está por encima de cualquier jugador. Nosotros vamos a tratar de hacer todo lo mejor para el club. Tenemos que saber en qué situación vivimos. Mañana, sin Vallejo o con Vallejo, si no tenemos dinero o no tenemos jugadores, no habrá nadie aquí para preguntar. El club hace lo que tiene que hacer, Vallejo es miembro de nuestro club y espero que va a seguir".

La sensación que dejan las palabras de Popovic es que el central está un poco menos cerca. Su cláusula son 6 millones y han aparecido ofertas como la del Udinese, que incluía a Jaime en la operación, además de 5 millones. Claro que el equipo italiano no es el Madrid ni el Barcelona, destinos reconocibles, aceptables para todos, en primer lugar para el futbolista, que mantiene un respeto y un amor absoluto por el Zaragoza y en ningún caso va a tomar la iniciativa en cualquier negociación. El central repite que le gustaría quedarse, que no tiene prisa y que se siente un privilegiado. Siempre le quedará la última palabra, además, aunque es difícil que renunciara a una de esas propuestas irrechazables para todas las partes.

Así están las cosas. El futbolista se incorporará la semana próxima a los entrenamientos mientras en Zaragoza se debate su futuro. Se sabe, seguro, que el club necesita ingresos para que la Liga le aumente el margen salarial y que la entrada más sencilla es la venta de su estrella. Claro que hay que tener bizarría para hacerlo. Y luego explicarlo.