"Han sido unos días terribles", reconocía Ana Colás ayer. Y no solo porque ayer era su último día de trabajo en los cines Renoir --la última sesión comenzó pasadas las 22.00 horas--, sino porque desde que se enteraron del cierre de las salas (el 26 de abril) han sido unos días "muy intensos", sobre todo "emocionalmente". Para ella y para el resto de compañeros: Óscar Cubel, Sergio Casado, Esther Angós, Elena Sánchez, Alberto Arguedas, Álex Gómez o Jesús Hernando, ya que una de las frases que más han oído es: "cuando una puerta se cierra, se abre una ventana". Y es que han sido muchos los que se han acercado a despedirse, a firmar en los grandes carteles dispuestos en el hall y a llevarles algún obsequio. "Unas abuelas vinieron con una caja de bombones solo a decirnos que no podían venir hoy porque una de ellas estaba enferma", explica; y otro señor, lo mismo, "porque hoy operaban a su mujer". Justo en la primeras escaleras, había ayer un ramo de flores, enviado por Isaac, que empezaban a dejar caer sus hojas.

Despedidas, muchas, pero espectadores, más o menos los habituales. "Llevamos 15 años ofreciendo cine y muchos vienen ahora, cuando si hubieran venido más al cine, igual no había que cerrar", aseguraba el gerente, quien reconocía que "las cifras son las que son y yo las veía".

En los paneles del hall --donde se anunciaba el próximo estreno de Miel de naranjas y todavía se podía recoger La gran ilusión, la revista mensual que edita Altafilms para sus cines en toda España--, muchas frases de cariño y de reivindicación de la cultura. "No al cierre de la cultura", "Os echaremos de menos", "¡Qué pena!", incluso una frase de la película El exótico hotel Marygold: "Al final todo sale bien, y si no, no es el final"; o una pregunta que de momento, no se puede contestar: "¿Y donde vemos cine no comercial?"

EL PÚBLICO Muchos fueron los habituales que ayer desfilaron por las salas, unos para despedirse y otros para ver cine. Juan Chueca, por ejemplo, vino de ex profeso desde Muel. "No me apetecía ver ninguna, pero hoy, había que venir", por eso entró a ver Exótico hotel Marygold. Blanca Conde, sin embargo, apostó por La pesca del salmón en Yemen, y aseguró sentirse "tristísima", ya que considera que el cine lo cierran "no solo por la crisis sino por el mal uso y la piratería". Para ella, con el cierre del cine, "se cierra también una ventana a la magia".

Silvia Oriol y Óscar Ríos recordaban que una vez, habían visto una película solos en la sala. "parecía el salón de casa".

Indignados también se mostraron Elisa Hernández y Santiago Lasala, dos habituales, que ayer solo pasaron a decir adiós y a despedirse de los trabajadores antes de que se apagara el proyector. "El problema es que los habituales siempre éramos los mismos", decía él, mientras ella afirmaba que "Zaragoza se merece un poco más de cultura" o que el cine "no solo es efectos especiales y márketing". Por eso reivindicaban las películas que solo se podían ver en Renoir porque "trataban de la esencia del ser humano", y remarcaban: "no es lo mismo tener que ser".

A la penúltima sesión, por ejemplo, asistieron una veintena de estudiantes de primero de bachillerato del colegio Lasalle-Gran Vía, con el profesor de Filosofía para ver De tu ventana a la mía y luego hacer un cinefórum sobre ella. Y a la última sesión, un grupo de cinéfilos habían quedado por internet para ver Las malas hierbas, de Resnais, que hasta ayer solo se proyectaba en Renoir Audiorama. Hoy, en ninguna sala zaragozana.