Opinión | VIRANDO A BABOR

La Agenda 2030 y la derecha

¿Qué le pasa a la derecha con la Agenda 2030 a la que intenta culpar de todos los males del mundo mundial? Parece difícil entender su frontal oposición a un documento aprobado por unanimidad de la Asamblea General de Naciones Unidas hace más de 8 años con el título Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Dicha unanimidad, tan difícil de conseguir, parecería un antídoto contra las voces críticas que con sólo su ideología y sin ningún apoyo en la ciencia ni argumento apreciable, reniegan de los objetivos marcados por Naciones Unidas. ¿Qué les molesta exactamente? Si los objetivos son tomar medidas irreversibles contra el cambio climático, erradicar el hambre y la pobreza, alcanzar una educación universal, la igualdad social y de género... ¿cuál es el que les molesta especialmente o es que son todos ellos los que les levantan ampollas? Si todas las naciones, independientemente de su cultura, opciones políticas, formas de gobierno, creencias religiosas... llegaron a aprobar el documento ¿cómo se explica la voz discordante de estos supercerebros de la derecha y la extrema derecha española y aragonesa? Pues que se expliquen si pueden y saben. Se puede criticar su desarrollo en el sentido de la ausencia de compromisos concretos por parte de los gobiernos que la aprobaron en correspondencia con la urgente solución de los problemas diagnosticados, pero el mismo papa Francisco, en 2015 y ante la propia Asamblea de la ONU, la aprobó en términos generales y afirmó que era una esperanza para el mundo y una oportunidad. Señaló la importancia de la educación para su implantación, subrayó la importancia de una auténtica distribución universal de los bienes y manifestó cierto temor a que se convirtiera en un brindis al sol y no se avanzara en sus objetivos. Ni el Papa ni otras voces eclesiásticas han acusado a la agenda de ideológica ni de masona, ni de crear hambruna ni de ninguna otra tontería. ¡Qué malo es el fanatismo ignorante!

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