Hagan el siguiente ejercicio mental. Piensen por un momento qué sensaciones recorrerían su cuerpo si Manolo Jiménez no hubiera renovado su contrato, como hizo ayer, y con su presencia no estuviese asegurado un cierto criterio, una buena cantidad de sentido común en las decisiones deportivas, más normalidad y, sobre todo, una dirección hacia la que caminar. Seguramente, al hacer ese ejercicio cualquiera experimentaría un ligero vacío y algo de inquietud ante el futuro del Real Zaragoza. De esta manera tan simple se puede comprender con sencillez el alcance que tiene la continuidad del técnico sevillano en el club y la seguridad, ficticia o real, que su sola presencia transmite.

Así está hoy el Real Zaragoza. Manolo Jiménez es el entrenador, el mánager, el depositario de toda esperanza y el único asidero al que agarrarse. En el resto, nadie cree. De momento son los mismos que estaban, los que hacían y deshacían. Porque pensar que la entidad va a regenerarse simplemente con las salidas de Pedro Herrera, Luis Costa y Manolo Nieves es como creer que los niños vienen de París. Hacía ya mucho tiempo que no decidían ni pintaban nada. Agapito Iglesias y su mayordomo, Antonio Prieto, culpable y cómplice de todo respectivamente, permanecen ahí.

De modo que el futuro inmediato, al menos el corto plazo (el contrato de tres años se puede romper al final de cada temporada, signo inequívoco de desconfianza y de mucha precaución) está en manos de lo que Jiménez sea capaz de hacer de puertas hacia fuera y de puertas hacia dentro. Si el técnico es fiel a sí mismo y le dejan trabajar, el Zaragoza mejorará. Y si nada de ello ocurre, el rumbo seguirá equivocado. Ayer Jiménez entró a firmar su continuidad vestido con un polo rosa y, ya dentro, se lo mudó por otro del equipo para posar en la fotografía oficial. Ojalá este detalle de imagen sea el primer síntoma de que los tiempos van a cambiar en la entidad y, en ningún caso, de que Manolo va a cambiar su chaqueta, tan personal y apreciada, por la que le preste Agapito Iglesias. El Zaragoza lo necesita como fue desde que llegó. Tiene Jiménez dependencia.