El Ebro podría sufrir un "pequeño repunte" como consecuencia de la llegada de un frente de lluvia, pero en ningún caso se producirá un crecimiento del caudal como el que se registró en la pasada riada. Así lo señaló ayer en Zaragoza Rafael Requena, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para Aragón, que lanzó un mensaje tranquilizador al señalar que no se esperan nevadas en en las cotas bajas del Alto Ebro.

"No va a nevar en las cotas bajas del alto Ebro, con lo que la fusión no va a ser tan significativa" como a finales de febrero y principios de marzo, añadió Requena, que indicó que se ahora se abre un periodo de seis o siete días en los que habrá lluvias generalizadas en la península y que dejarán valores entre los 10 y los 20 litros por metro cuadrado.

Además, como consecuencia de la brusca fusión que se registró algunos días de marzo, debido al fuerte aumento de las temperaturas, las reservas de nieve han disminuido. Esto hace pensar que el deshielo no revestirá el carácter desastroso que tuvo en pasadas fechas.

De hecho, según apuntó Requena, la fusión de la nieve que a finales de febrero cubrió extensas zonas del norte de la península y de las tierras bajas del alto Ebro, en una proporción desconocida hasta ahora, explican en gran parte por qué se produjo la catastrófica riada padecida por Aragón, que dejó un reguero de más de 19.000 hectáreas agrícolas anegadas, 10.000 animales de granja muertos y graves daños en infraestructuras de riego, caminos y carreteras.

El delegado territorial de la Aemet precisó que este fenómeno se vio acompañado por lluvias torrenciales en el norte de la cuenca del Ebro, sobre todo en Navarra. En algunos puntos, explicó, se acumularon 800 litros de agua por metro cuadrado en un mes, mientras que en otros cayeron hasta 400 litros en una semana.

Para apoyar su punto de vista, Requena mostró fotos tomadas desde satélite (Eumetsat) en las que se ve cómo, a mediados de febrero, la zona cubierta de nieve ha quedado confinada a la cordillera Cantábrica y al Pirineo, en el tercio norte de la península.

La situación actual contrasta con la que se vivió en febrero, cuando una gran mancha blanca cubría amplias zonas de Navarra, Álava, La Rioja y el norte de Burgos, así como de las provincias costeras del Cantábrico, entre Asturias y el País Vasco. Y, por otro lado, por esas fechas, las comarcas de Jaca y Sabiñánigo registraron nevadas de récord.