--¿Qué cambios puede suponer su nombramiento en Aragón?

--Son dos niveles independientes. Voy a compaginar mis tareas si finalmente resulto elegido. Una de las claves que me ha permitido decir que sí es que Pablo me planteó algo que es importante a nivel estatal: que una responsabilidad tan grande como la secretaría de organización se descentraliza, se va a Zaragoza. Yo llevaré a cabo la mayor parte de mi labor desde aquí y eso es interesante para dar un mayor protagonismo a los territorios. Mi voluntad es compaginarlo con las Cortes.

--¿Cederá alguna de sus funciones a algún compañero?

--Si resulto elegido finalmente voy a dejar tres responsabilidades a nivel estatal: la coordinación del área de políticas autonómicas, la del equipo de discapacidad y dependencia y mi colaboración con el equipo de ciencia e innovación. Espero que así me dé tiempo a compaginar todo. Si vemos que hay problemas, haremos los ajustes necesarios.

--En la asamblea de Vistalegre usted presentó un proyecto alternativo al de Pablo Iglesias. Ahora le incorpora a su lado. ¿Cómo ha sido ese cambio?

--No ha habido ningún cambio. Siempre que he tenido que discrepar lo he hecho abiertamente, públicamente y según los cauces democráticos. Y lo seguiré haciendo. En cuanto al esquema organizativo, los documentos aprobados admiten flexibilidad. La prueba es que con el mismo marco en comunidades autónomas se han hecho cosas distintas. Yo intentaré mejorar la organización dentro del marco aprobado. Como dijo Pablo, a lo mejor hay que plantearse un cambio más profundo, pero cuando se solvente la situación a nivel estatal y el momento político sea propicio. No tendría mucho sentido que ahora abriésemos una asamblea ciudadana cuando a lo mejor hay elecciones generales el 26 de junio.

--¿Su acercamiento a Madrid puede suponer que se extrapole el 'Gobierno a la aragonesa' al Gobierno central?

--Lo que planteamos es diferente. La filosofía es la misma, pero no vale con firmar un papel. En Aragón lo que intentamos fue el Observatorio Ciudadano, que fue una iniciativa interesante, pero lamentablemente esta fórmula no fue suficiente para que el Gobierno del PSOE cumpla su palabra. Hoy hay un montón de compromisos que el PSOE de Aragón tiene en el debe y el observatorio no ha sido capaz de evitarlo. Lo que se plantea a nivel estatal es que la garantía sea entrar en el Gobierno. Y eso se parece más a lo que ha ocurrido en Valencia, con Compromís en el Gobierno con Ximo Puig.

--Llega en un momento difícil. ¿Cómo va a solucionar esas pugnas internas?

--Las pugnas son mucho más mitología que realidad. Ayer (por el viernes) tuvimos una reunión los secretarios generales de todas las comunidades autónomas y respecto a la estrategia de formar Gobierno había unanimidad. Recuerdo pocos momentos de tanto consenso. Creo que hay mucha gente en Podemos que se va estos días a la cama preguntándose y yo de qué familia seré. Creo que es más una etiqueta puesta desde fuera. En la vida cotidiana de Podemos no se vive.

--Sí, pero ha habido dimisiones y una destitución.

--Sí, sí, claro. Como ha explicado Pablo, se ha considerado que se habían cometido errores importantes en la gestión en la Comunidad de Madrid y cuando se cometen errores, lo lógico, lo natural y lo sano es hacer cambios. Pero extrapolar eso a que todo el mundo que milita en Podemos tiene una adscripción a un grupo u otro, por lo que yo veo todos los días, es mucho extrapolar. ¿Hay afinidades personales? Sí. ¿Hay discrepancias a veces sobre algunos temas? Claro. Si no, seríamos el PP. Esta división en grupos marcados no corresponde a la realidad interna de Podemos. Lo que pasa es que a veces cometemos errores y reestructuramos equipos.