Todo el país, incluido Aragón, tiene en estos momentos prohibido fumar en las terrazas de los bares y en la vía pública en caso de no poder guardar la distancia de seguridad. La medida parece que ha hecho efecto a corto plazo, al menos en la ciudad de Zaragoza. Los fumadores ayer en las terrazas y calles del centro de la capital aragonesa dejaron el mechero a medio gas.

Solo tres jóvenes fumando en la calle Alfonso, uno de ellos por mitad de la calle y con la mascarilla bajada, algo que no debe hacerse. Los tres completarían la excepción de un centro de Zaragoza y sus terrazas a medio gas de sus mecheros. Sobre las 11. 30 de la mañana había gente en las terrazas de la plaza del Pilar, pero ninguno se fumaba un cigarro mientras tomaba el café en una mañana de buena temperatura que ha hecho olvidar el calor de estos días atrás. A excepción de una pareja, Adrián y Silvia, que sí decidió fumarse uno.

A Adrián le parece bien la medida, pero le ofrece dudas sobre quién tiene la responsabilidad en caso de una sanción: «La opinión que tengo es en parte bien, pero por otro lado ofrece dudas. Si yo estoy fumando, se me acerca alguien y justo me ve la policía, ¿de quién sería la culpa? ¿A quién se le pone la multa?», comentó Adrián. Silvia, por otro lado, consideró esta prohibición «una tontería» porque «si yo voy andando por la calle que es grande, voy fumando y hay gente alrededor, por qué me han de multar, si voy caminando y no me paro en ningún momento», ejemplificaba esta vecina zaragozana.

En el centro de la plaza del Pilar fue más de lo mismo, mucha gente que se acercó a la Basílica, turistas, entre otros, fotografiando la estampa de Zaragoza. La plaza peatonal más grande de Europa permite andar guardando los 2 metros de seguridad y, aun con todo, parecía que las ganas de probar el tabaco de la gente se habían reducido. En el paseo Independencia, una mujer se encendió un cigarro e instantes después se apartó a un lado de la vía, consciente de que hay que guardar la distancia si no se quiere recibir una buena sanción económica. Sanciones que por otro lado fueron consideradas «excesivas» por varios vecinos.

«Las sanciones creo que son demasiadas altas. Se trata de mucho dinero», lamentó Juan, que se encontraba tomando algo en la plaza España con otros amigos, todos del País Vasco. «La multa mínima que es de 600 euros yo no puedo pagarla. Estoy parado por culpa del coronavirus y no sabría cómo poder costearla. Ya me cuesta pagar el alquiler», expresó este joven.