Síguenos en redes sociales:

La voz de los hosteleros. "Las pasamos canutas, estuvimos a punto de cerrar"

EL PERIÓDICO charla con tres empresarios que tratan de recuperar la normalidad en sus negocios.

La voz de los hosteleros. "Las pasamos canutas, estuvimos a punto de cerrar"CHUS MARCHADOR

EL PERIÓDICO charla con tres hosteleros que tratan de recuperar la normalidad en sus negocios.

Café bar Central - Pedro Manuel Garrido: «Aunque vamos muy poco a poco, nunca pensé en cerrar»

«El ritmo de trabajo que llevamos es muy bajo. Vamos viviendo, pero sin alicientes y dando gracias porque ves panoramas por ahí que te pones malo de verlos. Ahora parece que hay más gente, pero seguimos con algo de miedo», dice Pedro Manuel Garrido. Él es propietario del Central, un negocio en el que lo que menos le han afectado han sido los horarios, acostumbrado desde siempre a madrugar mucho, poner el primer olor a café de la mañana y recogerse a las 10 de la noche como tarde. El establecimiento, en el lateral del Mercado Central, ha aguantado el tirón con dificultades, sobre todo durante las semanas de cierre y en las que el volumen de clientes descendió casi al mínimo. «Teníamos una terraza muy pequeña. La ampliamos con un par de mesas que nos dieron la vida, pero la chica que nos ayuda la tuvimos que meter en erte y la facturación ha bajado el 50%».

Pedro Manuel Garrido, propietario del Central.

Aun así, «nunca pensé en cerrar», dice Pedro Manuel, acostumbrado a jornadas más bien flojas. «Algún día suena la flauta, vamos muy poco a poco. Pero yo soy optimista y creo que, aunque nos cueste, saldremos adelante. Y lo creo porque me da la impresión de que la gente quiere que su vida vuelva a ser la de antes. Además, el covid lo llevamos cada vez mejor. Hay que tener respeto y yo se lo tengo, pero tampoco es cuestión de que te condicione la vida del todo como les pasa a algunos», razona el propietario del Central, que no se plantea reorientar el negocio: «He tenido más gente a mediodía a comer bocatas al estar cerrados los restaurantes, pero con los horarios que tenemos nosotros y el tipo de negocio no nos tenemos que reinventar, solo que poco a poco vuelva la normalidad».

Restaurante Ama Leku - Gloria Perbech: «Las pasamos canutas, estuvimos a punto de cerrar»

Gloria Perbech lleva junto a su marido, Txema Martín, el restaurante Ama Leku, en Sagasta, donde han tenido que sobrellevar la crisis sin una sola mesa de terraza. «Ha sido lamentable. Es un restaurante pequeño, lo llevamos en familia y así es como hemos podido sobrevivir. Pero nunca entendimos que tuviéramos que cerrar el negocio y pagar el 100%. Cero de facturación y 100 de gastos, eso quién lo puede explicar», apunta y admite que en el segundo cierre «las pasamos canutas, a punto de cerrar».

Los ertes, explica Gloria, ayudaron bastante, «además de lo que pudimos apañar con el dueño del local a nivel particular. Aun así, pensamos seriamente en echar la persiana. Tuvimos la suerte de que los clientes respondieron muy bien, con mucha empatía y ganas de ayudarnos».

Gloria Perbech, en el Ama Leku.

«Si esto era una guerra contra los negocios, pues aplicamos una economía de guerra. Ahora abrimos de jueves a domingo porque aún está algo parada a la cosa y así evitamos gastos», cuenta al hablar de su plan de reinvención, que más parece de salvación. «No queremos ser anticuados, pero reinventarse con el tipo de producto que trabajamos nosotros es muy complicado. Miramos cosas, métodos para envasar, pero no nos convenció ninguno», algo comprensible si se piensa en su cocina marinera, de besugo o lubina, de almejas o cigalas. Aun así, el Ama Leku ha resistido pese a perder el 60% de la facturación. «Eso es algo irrecuperable. E incluso ahora a mí las noches no me salen a cuenta. La gente no sale a cenar a las 8 de la tarde, sale a las 9.30 o 10 como poco. Y si a las 11 tienen que estar fuera...».

Pub In Blue - Javier Gonzalo. «De los últimos 14 meses solo he abierto tres semanas»

Ha abierto tres semanas en los últimos 14 meses, pero Javier Gonzalo sigue empeñado en mantener su negocio, que ha tenido que pelear con las restricciones más duras de la pandemia. «Tengo una licencia muy vieja, del año 93, con un aforo viejo también, y traté de trabajar el negocio como cafetería, pero con la reducción de aforos ha sido imposible», dado que tampoco le concedieron la licencia para montar veladores en la calzada, «y dentro me permiten 11 personas pese a que estoy supercumpliendo las distancias».

«Pedí la plataforma a final de año para poder tener 16 mesas en la terraza, pero me la denegaron, básicamente porque mi negocio es de ocio nocturno y dicen que genera molestias a los vecinos. En ningún momento pensé que me la iban a denegar porque el horario de terraza es el mismo para todo el mundo, no tiene nada que ver que seas un negocio diurno o nocturno», explica Javier, que dice que pierde dinero estando cerrado, «pero trabajando en estas condiciones casi pierdo más, sin horario, sin aforo, sin música... sin ninguna de las herramientas con las que he trabajado 29 años. Me abocan a estar cerrado».

Interior del pub In Blue, cerrado actualmente.

«De los últimos 14 meses solo he estado abierto tres semanas, en septiembre y octubre del año pasado. Tengo suerte porque con el dueño del local me he apañado, pero el resto hay que seguir pagando igual. He presentado una reclamación patrimonial a la DGA, que sé que va para largo, pero llevo idea de aguantar, no quiero que termine mi carrera tumbado por un virus. Pelearé hasta el final. No sé cuándo ni cómo, pero volveré a abrir», remata Javier Gonzalo.

Pulsa para ver más contenido para ti