La falta de médico o de cajero son dos de las principales carencias de muchos municipios aragoneses, pero también el transporte. Los jóvenes 'tiran' de coche para ir a municipios más grandes o grandes ciudades pero los problemas se acentúan en el caso de los mayores. Tres de ellos, presidentes de tres asociaciones de jubilados, cuentan los problemas que les afectan en sus municipios.

ROGELIO ESTEBAN (ASOCIACIÓN DE JUBILADOS Y PENSIONISTAS SAN MARCOS, DE FUENTESCLARAS, TERUEL)

«La España vaciada se vaciará cada vez más»

Rogelio Esteban Romero. ANDREEA VORNICU

Para Rogelio Esteban Romero, presidente de la Asociación de Jubilados y pensionistas San Marcos, de Fuentesclaras (Teruel), uno de los problemas «gordísimos» que existen en su zona es «el transporte, porque no hay autobuses ni trenes ni a Teruel ni a Zaragoza», lo que supone que las personas mayores no tienen tren ni autobús para «ir al médico». Por eso, reconoce que es un «gran problema» provocado porque «somos pocos y como somos pocos no nos hace caso nadie». En estos momentos hay censados alrededor de 450 vecinos censados pero antes eran «muchos más».

Otro de los problemas que afecta especialmente a los mayores es el de la Sanidad. Había «y hay» médico todos los días pero, según el presidente de la asociación, «constantemente se está cambiando el horario», por lo que «de los cinco días de la semana, muchas semanas solo hay consulta uno o dos». Eso por no hablar de los bancos, pero «no la brecha digital» si no las oficinas. Ibercaja tenía oficina todos los días y Caja Rural de Teruel dos días a la semana y «ahora nos hemos quedado con uno a la semana si no hay fiesta»; aunque de la segunda, por lo menos «hay cajero». Es por eso que Romero señala que todos, mayores y jóvenes «dependemos del coche». Eso sí, tienen dos tiendas, farmacia y dos bares.

Asegura que ese apoyo a la España vaciada es sobre todo «un boom» y que la campaña Soy mayor pero no tonto se ha quedado en «un anuncio». Por eso, tiene claro que la España vaciada «se vaciará más» porque hace falta transporte y servicios y si desaparecen, cada vez seremos menos». 

JESÚS ARTAL (ASOC. SANTA MARÍA MAGDALENA DE MOZOTA, ZARAGOZA)

«Hay que desplazarse 2,5 kilómetros para sacar dinero»

Jesús Artal Perera. ANDREEA VORNICU

Mozota tiene alrededor de 130 vecinos y alrededor de un centenar forman parte de la asociación de la Tercera Edad y pensionistas Santa María Magdalena, que preside Jesús Artal Perera, quien reconoce que el 75% de la población tiene unos 80 años, aunque «afortunadamente» en los últimos tiempos se han instalado unos jóvenes gracias al proyecto El bosque sonoro y un estudio de grabación. Los principales problemas que afectan al pueblo son los bancarios y la Sanidad. Con respecto al primero, «no hay ni cajero ni oficina» y hay que desplazarse 2,5 kilómetros «para sacar dinero»; «pero a un señor de 90 años cómo le dices váyase al cajero y explíquele cómo se saca o qué es el pin», explica Artal. Y en cuanto al médico, «antes el médico iba cuatro veces, ahora dos, durante una hora», explica. Pone como ejemplo a cinco hermanos, la más joven de setenta y pico que si los sobrinos no les sacan dinero «¿quién les lleva de comer?» Y añade: «Hablan de despoblación pero lo que tienen que hacer es dar servicios por que si no, los pueblos están muertos». 

Comprar pueden hacerlo en Mozota porque hay tienda multiservicio, a la que la pandemia benefició porque los vecinos compraban en ella. Ahora se enfrentan a un problema y es que acaba la concesión del bar. «Es muy importante», ya no solo por socializar si no porque «tú te tomas un café con un amigo tuyo pero coincides con un amigo de tu hijo o con un señor de 80 años y la gente mayor también necesita que estés con ella». 

TOMÁS TOBED (ASOC. DE LA TERCERA EDAD DE AGUARÓN, ZARAGOZA)

«Deberían pensar en los que quedamos en los pueblos»

Tomás Tobed. ANDREEA VORNICU

Para Tomás Tobed Andrés, presidente de la Asociación de la Tercera Edad Marín Bosqued de Aguarón, el principal problema de los mayores y por extensión de todo el municipio es la Atención Primaria, algo que se ha agudizado con la pandemia; y eso que «no nos podemos quejar» porque el médico atiende a diario y disponen de farmacia. Han suprimido el servicio de cajero de una entidad financiera y hay otra caja «que se puede sacar pero cobra comisión» o hay que ir a Cariñena o a La Almunia. «Cada vez nos van quitando cosas, una cosica tras otra y nos quedamos con pocos servicios», reconoce Tobed; y eso que Aguarón tiene 600 habitantes. El municipio vivió tiempos mejores, cuando había cuatro carnicerías, tres pescaderías o tres hornos «pero ahora no tenemos ni pan para el pueblo y esos detalles se van notando».

Quedan, «por suerte», un estanco que da servicio de tabaco y más servicios y una tienda de alimentación, que se encarga de traer la carne, algo de pescado y productos en general; y dos días a la semana hay venta ambulante que da servicio.

En el pueblo hay población joven pero «menos de la que queríamos» y los mayores «tienen que morir a lo que tenemos en el pueblo», así que agradece que las tiendas sigan abiertas. Tobed pediría que «se dieran cuenta de las personas que nos quedamos en los pueblos porque si todos venimos a la ciudad, en el pueblo se queda la iglesia y el casino, que lo tenemos desde hace cien años», concluye con ironía.