La Ruta del Tambor también la 'rompe' en el modo turístico

Una frase de Luis Buñuel, el director de cine aragonés más genial, sirvió para reflejar al mundo la magia de la Semana Santa aragonesa: "Soy ateo, gracias a Dios", dijo el calandino en ese modo tan suyo de expresarse y que cualquier Semana Santa puede servir para resumir la pasión que transmite el estallido de un bombo.

Qué decir si son cientos, y cómo explicarlo si se despliegan por los diferentes pueblos del Bajo Aragón histórico, donde agnósticos, beatos, católicos y escépticos se amontonan desde hace decenios para ver, sobre todo sentir, el sonido que rompe la hora y que, de nuevo, llenará de reventón todos los alojamientos de la zona y alrededores.

Así que los motivos que reúnen a miles de personas cada Semana Santa en los municipios de la Ruta del Tambor­ van más allá del cristianismo. Es placer y alboroto, desde luego, pero también devoción y fervor, lo que lleva a miles de turistas a recorrer los pueblos bajoaragoneses. Y admiración también por esa tradición a la que nadie le pone una fecha concreta.

Ni siquiera Buñuel se atrevía a fechar la primera rompida calandina de Viernes Santo a mediodía. Intuía que se remontaba a finales del siglo XVIII en la plaza España. Más de un siglo en cualquier caso. Otros resuelven que incluso puede llegar a un milenio esta tradición que hoy se vive con un entusiasmado respeto. Y gente, mucha gente, para celebrar la normalidad plena.

"Las previsiones son muy buenas. Estaremos ya sobre un 75% de ocupación, teniendo en cuenta que hay mucha gente que espera a última hora para decidirse o hacer las reservas. Creo que rondaremos el 90% o 92%", vaticina Jesús Marco, presidente de Faratur, la Asociación Aragonesa de Turismo Rural, que a estas alturas entiende que quedarán "pocos" alojamientos libres.

"Hablar del 90 y pico de ocupación supone decir que casi todo estará lleno, sobre todo zonas como Javalambre, Matarraña, el Maestrazgo, el Pirineo o el Bajo Aragón", donde la Ruta del Tambor se extiende más allá de los nueve pueblos que conforman este itinerario. A saber: Albalate, Alcañiz, Alcorisa, Andorra, Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén.

"Casi imposible hacer reservas"

"Los días de la Semana Santa la ocupación se expande hacia Belchite, el Bajo Maestrazo y hasta Teruel. Ya digo que la pinta que tiene es muy buena, y más con el tiempo que se prevé. En la Ruta del Tambor ya hace días que es casi imposible hacer reservas. La gente no cabe esos días en las casas que tienen en el pueblo y cogen casas de turismo rural para pasar la noche, aunque el día y las comidas las compartan todos juntos", señala Marco.

Estos días recuerdan a más de uno a las semanas en que el Mundial de MotoGP desborda no solo Alcañiz sino el Bajo Aragón, "días en los que hay gente que alquila hasta las casetas de los huertos". Los visitantes se meten donde pueden, "hasta en un granero si hace falta con una alfombrilla y un saco de dormir", explica con buen humor el presidente de Faratur.

Así que se espera lo mejor y se resalta el esfuerzo por ser competitivos. "Los precios no se han modificado prácticamente nada. Se actualizaron con la entrada del invierno en cuanto a luz y gasóleo tras la subida del precio de los carburantes", pero no se van a "tocar" más porque se trata de ser competitivo y para eso hay que compararse con las ofertas que están llegando de la playa, donde ofrecen por 30 o 35 euros una pensión completa.

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"La media de nuestros precios está entre 30 y 35 euros al día en el alojamiento para una pareja", destaca Marco, que se refiere, obviamente, a las reservas hechas con antelación. Nada que ver con las pocas que quedan hoy en día. El que la encuentre deberá estar dispuesto a pagar por encima de los 100 euros. Y subiendo. "Esta semana que viene de momento va bien... A nosotros, en general, nos van muy bien estas fechas. Y si no pueden ir mejor es porque no contamos con más plazas de alojamiento", remata.

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