AGUA

La sequía en Aragón: preocupan el Ebro y Mequinenza

La prioridad de los abastecimientos está clara y están garantizados aquellos que dependen de infraestructuras reguladas.

Embalse de Yesa.

Embalse de Yesa.

El Periódico de Aragón

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Las previsiones conforme avanza el año en la cuenca del Ebro no solo no mejoran sino que van siendo peores, según reconocen desde la Confederación Hidrográfica de Ebro (CHE), donde se admite que las aportaciones han sido menores de lo previsto.

Esto se ha traducido en que las reservas que dependen de ríos habitualmente caudalosos como son el Gállego, el Ésera y el Noguera Ribagorzana no han sido las esperadas. Tampoco la nieve ha permitido incrementar sustancialmente los volúmenes. Además, preocupa el embalse del Ebro –está en Reinosa, cerca del nacimiento del río–, que está en un 40% de su volumen, un 34% menos de lo habitual en estas fechas; y el de Mequinenza (61%), un 17% menos. De ambos depende en buena medida el Eje del Ebro y sus caudales ecológicos. Es decir, las unidades territoriales de la cabecera, así como lo del Eje y el Bajo Ebro.

Por otro lado, preocupa la cuenca del Segre, donde los pantanos de Rialb y Oliana tienen unas reservas suficientes casi únicamente para garantizar abastecimientos y caudales ecológicos.

Por supuesto, la prioridad de los abastecimientos está clara y están garantizados aquellos que dependen de infraestructuras reguladas. Pero desde la CHE se entiende que habrá que hacer un esfuerzo porque la población sea también consciente de la sequía que se vive en la cuenca.

 Desde la confederación recuerdan que hay instrumentos y herramientas para gestionar esta situación. Además, las medidas que ha adoptado la CHE frente a la sequía «se han tomado de forma coordinada y se seguirán haciendo en este sentido». Con los usuarios (abastecimientos, riego, usos hidroeléctricos, industriales y lúdicos) y las Administraciones implicadas en esta gestión.

Los responsables de la cuenca del Ebro explican que se está siguiendo el Plan Especial de Sequía, que marca los protocolos y decisiones a adoptar. Da margen para tomar las decisiones y es una ayuda considerable, especialmente en momentos como este en que la situación es grave. Tanto es así que se ya se han tomado más medidas incluso que el año pasado, que ya fue bastante seco.