Leonor de Borbón: Princesa y Cadete

Decía el Rey Felipe VI hace unos cuantos años que había que dejar crecer a su hija Leonor «de la forma más tranquila posible» e incluso bromeaba con los medios de comunicación –«ya os cansaréis de verla», llegó a confesar el monarca– sobre el segundo plano que la Princesa ocupaba por entonces en la agenda oficial de la Casa Real. Durante este tiempo, alejada de los grandes focos, Leonor ha recibido el collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, pronunciado su primer discurso en los Premios Princesa de Asturias, finalizado el Bachillerato en el UWC Atlantic College de Gales y, este jueves, ha llegado uno de esos días a los que su padre se refería hace años. No ha habido nadie en la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza que acaparara mayor atención que ella, Leonor de Borbón y Ortiz, en la que ha sido su primera gran cita como heredera al trono del Reino de España: la Princesa de Asturias ha llegado a las instalaciones militares de la capital aragonesa a las 12.01 horas para ingresar como un cadete más de los 612 que integran esta LXXXIII promoción. Lo ha hecho acompañada de la Familia Real al completo, comandada por el rey Felipe VI y arropada por la Reina Letizia y la infanta Sofía.

Su llegada a la Avenida del Ejército se ha hecho esperar hasta pasado un minuto de las doce del mediodía, cuando han irrumpido los vehículos en que viajaban los Borbones y la mano derecha de Felipe en los viajes militares: el teniente general y jefe del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey, el zaragozano Emilio Juan Gracia Cirugeda. Del primero se han apeado Felipe y Letizia y del segundo han descendido Leonor y Sofía que, tras estrechar sus manos con el general de la academia, Manuel Pérez López, han posado para la foto de familia.

Estos pocos segundos han sido suficientes para que Leonor se arrancara sus primeras palabras ante la prensa, señalara que afronta «con muchas ganas» el inicio de su formación castrense y asintiera al ser preguntada por sus nervios. «Un poquito de nervios hay que tener», reconocía también Felipe. Tras esta breve pero amable bienvenida, la Familia Real se ha adentrado en la estancia de Dirección, donde Leonor ha estampado su firma en el libro de honor de la Academia General Militar con una sencilla grafía y cuidada caligrafía.

Poco más de veinte minutos despuñes, la Familia Real, con Leonor de la mano de su madre, ha enfilado la Avenida del Ejército a las 12.26 horas, no sin antes detenerse unos segundos a la sombra para recoger la maleta de la Princesa. Desde que se han apeado del coche oficial, los cuatro miembros de la Realeza no han dejado de derrochar complicidad y de intercambiar miradas entre ellos, si bien ese aura de despedida se ha exteriorizado todavía más durante los metros finales hacia las mesas de filiación.

«Que esté atenta»

Ha sido entonces cuando se ha erigido la figura del Rey por encima del resto para birlarle apenas un minuto de protagonismo a su hija, a quien ha regalado «un montón» de consejos –«sobre todo, que esté atenta, se deje aconsejar y siga el consejo de sus compañeros», ha enumerado– para afrontar su estancia en la academia como ya hiciera él en el curso 1985-1986.

Fervor popular: "¡Viva el Rey!"

«Hace 38 años nada menos. Todos guardamos muy buenos recuerdos de ese día, lógicamente, y ver a Leonor vivirlo de esta manera también es emocionante», ha admitido el monarca. «Le damos todo nuestro ánimo para que los primeros días, que serán duros, los vaya superando con ganas, con paciencia, con esfuerzo y con ilusión», ha añadido Felipe, el primero en despedir a Leonor y devolverle inmediatamente el protagonismo antes de que la joven se dirigiera al llamado Campo de Deportes del Alcázar de Toledo para acreditar su filiación. Con su hermana Sofía se ha regalado un par de besos y, con Letizia, un sentido abrazo de madre a hija.

Con la vista puesta en el cartel de bienvenida y en su lema Formando personas, forjando futuros líderes, Leonor ha seguido sola su camino, presentado su DNI y se ha unido a otros tantos cadetes que, en ese mismo momento, se han convertido en sus nuevos compañeros de promoción.

Los Reyes no han despegado la vista de su hija hasta que ha terminado esfumándose en compañía de quien va a ser su tutora, la teniente coronel Margarita Pardo de Santayana. Antes de abandonar la academia, los Reyes y la infanta se han acercado a los familiares del resto de cadetes que habían seguido de cerca la llegada de Leonor. Han sido recibidos con una sonora ovación al grito de «¡Viva el Rey!» e incluso han intercambiado unas pocas palabras con ellos hasta que les han vuelto a ovacionar en su despedida.

Con el paso de las horas, a estos padres seguro que les llegarán los primeros mensajes de sus hijos informándoles del menú: para comer, paella de marisco y pechuga de pollo acompañada de zanahorias al vapor y, para cenar, ensalada de judías verdes y salchichas frescas con berenjenas. La partida de la Familia Real ya había devuelto la normalidad a la Academia General Militar y les había recordado a los 612 cadetes cuál era su cometido a partir de entonces: servir por y para España.